Este Búho está convencido de que la podredumbre carcome a este ‘gobierno del pueblo’. Según las acusaciones, hablamos de una organización criminal enquistada en Palacio. Una vulgar mafia. Estamos en un callejón sin salida. Y es una pena que los que van a pagar las consecuencias somos todos los peruanos, especialmente los más pobres.
TE VA A INTERESAR: EL BÚHO Y VOLVER AL FUTURO
El presidente Pedro Castillo se ha vuelto una fiera acorralada y eso lo convierte en un peligro. El hecho de afrontar una denuncia constitucional presentada ayer por la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, y que esta se extienda a su entorno familiar más íntimo: cuñada ya presa, su esposa, sobrinos y amigos cercanos, lo tiene desesperado.
Lo que sucede en el Perú es algo que no tiene parangón en la historia de la política. Un profesor disfrazado de rondero llega a la Presidencia de la República y desde el mismo 28 de julio, desde la casa de Sarratea y luego desde Palacio, pone a andar una maquinaria corrupta que ve al Estado como un botín.
De todos los presidentes manchados por la corrupción, Castillo es el peor. Porque involucró a su familia más íntima en sus ‘chicharrones’. Y aquí no hay que ‘me atacan porque soy campesino’, un ‘hombre de campo’. Falso.
El ‘Cholo’ Alejandro Toledo nos engañó con sus discursos sobre la honradez y su esposa y cómplice Eliane decía ‘mi cholo es sano y sagrado’. Luego nos enteraríamos que una carretera Interoceánica fantasmal le dio de ganar miles de millones a la corrupta Odebrecht y por ello recibiría una ‘comisión’ de ¡30 millones de dólares! cobrada por su testaferro Joseph Maiman, quien lo ‘echó’ y el ‘sagrado’ huyó a Estados Unidos, donde está pendiente su extradición.
Alan García, en plena investigación por recibir coimas de la corruptora brasileña, retaba a los periodistas gritándoles: ¡Demuéstrenlo, pues, imbéciles! Después de fracasar en un asilo político y con una orden de detención a cuestas, se suicidó.
El fiscal ha pedido varios años de prisión para Heredia y Humala. Keiko ya ha estado presa más de una vez en Santa Mónica. PPK juró no haber hecho negocios con Odebrecht mientras era ministro.
Sin embargo, su socio, el chileno Gerardo Sepúlveda, reconoció que su empresa First Capital recibió 700 mil dólares. Esta mentira aceleró su renuncia. Martín Vizcarra fue vacado al descubrírsele que recibió millonarias coimas del club de la construcción cuando era presidente regional.
Increíblemente, un colaborador eficaz reveló que cuando ya era vicepresidente seguía yendo a cobrar las ‘cuotas’ que le ‘adeudaban’ por darles ‘una manita’ en el Proyecto Lomas Ilo y por la construcción de un hospital.
TODOS ESOS PERSONAJES RESULTARON UNA VERGÜENZA PARA EL PAÍS
Todos estos personajes resultaron unos angurrientos y una vergüenza para el país, pero ninguno involucró a su cuñada a la que quiere como una hija, como Pedro Castillo.
La fiscal Patricia Benavides está haciendo una gran labor y se enfrenta a los mafiosos. Una vergüenza es este Congreso cómplice de las fechorías de un mandatario con uñas largas que grita que es ‘chacrero’, campesino y del pueblo. Me corrijo si alguna vez llamé inimputable a Castillo. Es, más bien, un hombre cínico y corrupto. Un mentiroso patológico y lo peor es que se cree todos sus embustes.
El mandatario no se fabricó solo, la izquierda ‘caviar’ tiene responsabilidad en esta tragicomedia. Ellos alimentaron ese ‘monstruo’, un ‘mono con metralleta’, en lo que se convirtió y, según sus propias palabras, ‘llegó a la presidencia a aprender’, a costa del sufrimiento del pueblo peruano de ver cómo su país se va a la deriva por su culpa.
Con instituciones corroídas y lesionadas, como la Policía Nacional que tiene que combatir los embates de una delincuencia que nos arrastra como un tsunami. La renuncia puede ser algo digno, después de la indignidad en la que ha sumergido a su gobierno. Apago el televisor.