Una mujer se convirtió en la primera paciente femenina en curarse del VIH, gracias a un trasplante de sangre del cordón umbilical. Este hito fue anunciado por un equipo de médicos estadounidenses durante un congreso sobre retrovirus celebrado en Denver.
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La paciente recibió este tratamiento para curarse de la leucemia que sufre desde hace un tiempo. Este procedimiento, preparado para combatir el cáncer sanguíneo, habría servido de ayuda para barrer contra el virus en su organismo, aseguró en New York Times.
Este sería el tercer caso en la historia de la medicina donde médicos y científicos logran destruir el virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. Los dos primeros pacientes “en remisión” (los investigadores se resisten a hablar de curación), se derivan a un par de hombres que se sometieron a trasplantes de células madre.
Timothy Brown fue la primera persona en superar esta enfermedad tras un trasplante de médula ósea por parte de un adulto totalmente compatible con su perfil inmunológico. Gracias a este procedimiento, pasó 12 años sin VIH, pero murió en 2019 por un cáncer.
El segundo, también un hombre, recibió el tratamiento a través de otro trasplante de médula ósea. Dejó de tomar los antirretrovirales y lleva 3 años y medio sin VIH detectable, según identificó el centro de investigación IrsiCaixa de Barcelona.
En el caso de la mujer, los médicos le retiraron el tratamiento antiviral convencional 37 meses después del trasplante de sangre del cordón umbilical. Un año y dos meses después, no muestra rastros de VIH en sangre ni anticuerpos contra el virus.
“Aquí se han utilizado células del cordón umbilical que se extraen después del nacimiento y se almacenan congeladas en biobancos”, señaló José Alcamí, director de la Unidad de Inmunopatología del sida del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III.
“En los trasplantes de médula ósea los donantes son adultos y por ello debe haber una compatibilidad total entre donante y receptor. Si a eso le sumamos la necesidad de tener la mutación en el gen CCR5 tenemos que la compatibilidad sucede solo en un caso entre seis millones. Con la sangre de cordón umbilical, en cambio, la compatibilidad puede ser menor, del 50%, lo que aumenta las posibilidades de encontrar un donante apto”, detalló.
El gen CCR5 confiere resistencia ante la infección por VIH.
En el caso de los dos hombres, las células madre sanguíneas de la médula ósea del donante acaban reemplazando a las del paciente. Esto reduce su tumor hematológico y le otorga una buena resistencia contra el VIH.
La mujer recibió sangre de cordón umbilical de un donante que también tenía la mutación beneficiosa.
El procedimiento en estos tres casos es la misma, pero en el caso de la fémina, la compatibilidad con el donante era menor.
Sin embargo, Alcamí advirtió que será difícil ampliar este tratamiento (sangre del cordón umbilical) a muchos infectados con VIH, pues solo es ético aplicar este tipo de trasplantes a personas que sufren cánceres hematológicos.
“Tenemos que recordar que la mortalidad asociada a este tipo de trasplantes es del 30% con lo que exclusivamente se debe aplicar a personas con tumores hematológicos. Otra cosa es que se reserven las muestras de cordón con la mutación en el gen CCR5 por si en el futuro puede servir para otro enfermo que además tenga VIH. Este es un caso muy espectacular, pero puntual”, culminó.