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Después de pasar unos días en Las Vegas con su esposo para celebrar su aniversario, Diana Crouch empezó a sentir dolores de cabeza y por ratos se agotaba. Tenía 18 semanas de gestación, por lo que creyó que eran los síntomas del embarazo; sin embargo, estaba contagiada de COVID-19 sin haberse vacunado.

Con bajos niveles de oxígeno fue llevada de emergencia al hospital Children’s Pavilion for Women, en Texas, (EE.UU.), donde la mantuvieron intubada por semanas, aseguró .

Con 28 años, Crouch ya se había contagiado una vez por lo que creyó que el virus no le atacaría con tanta fuerza. “Honestamente, no pensé que volvería a contraerlo. No pensé mucho en eso (el contagio) en ese momento porque en el embarazo simplemente te cansas”, señaló.

¿Náuseas matutinas o síntomas de COVID-19?

A finales de julio del año pasado la mujer visitó a su obstetra. El médico pensó que solo estaba deshidratada y tenía náuseas matutinas, pero desarrolló una leve fiebre por lo que tuvo que ir a la sala de urgencias.

“Estábamos preocupados en ese momento porque no sabíamos si afectaría al bebé”, contó Diana. “Fui a urgencias. Di positivo por COVID-19 y me dijeron que solo monitoreara mis niveles de oxígeno”.

Volvió a casa, pero unos días después estuvo de regreso en la sala de emergencias del hospital y tuvo que ser internada. “Pensé que estaríamos de vuelta en casa después de cinco días. Desafortunadamente, se convirtieron en 139 días”, lamentó.

Tras no tener buenos resultados con el oxígeno los primeros días de internamiento, los médicos tuvieron que colocarle un ventilador.

El ventilador mantuvo estable a Diana, pero no mejoraba y a los médicos les preocupaba lo que podría hacerles a sus pulmones estar demasiado tiempo conectada a este aparato. Su condición comenzó a “disminuir”, explicó Dr. Cameron Dezfulian, director médico de atención hospitalaria para adultos con enfermedades cardíacas congénitas en el hospital Texas Children.

Los médicos recomendaron colocarla en terapia ECMO, una máquina de circulación extracorpórea que le da un descanso a los pulmones.

Diana fue puesta en terapia ECMO. Un mes después tuvo tres derrames cerebrales y un ataque al corazón.

“Diariamente teníamos que revisar si tenía sentido seguir manteniendo al bebé dentro de ella o si necesitábamos sacarlo. Esa conversación se volvió particularmente desafiante cuando ella tuvo esos accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, estuvo tomando medicamentos para las convulsiones y estuvo en coma durante varios días”, señaló Dezfulian.

A las semanas de mantenerse inconsciente, Diana comenzó a mejorar lentamente y empezó su recuperación.

“Dejó la terapia ECMO cuando el bebé tenía 28 semanas porque sus pulmones progresaron y ella estaba mejor. Se recuperó de los derrames cerebrales y despertó”, dijo Dezfulian. “Logramos que volviera a la estancia ambulatoria, lo que significa que se puso de pie, caminó y volvió a hacer las cosas”.

Los médicos lograron determinar que el crecimiento del bebé en su interior era una de las razones por las que los pulmones no lograban mejorar, por lo que decidieron realizar una cesárea de emergencia.

El bebé, llamado Cameron en honor al doctor Dezfulian, nació el 10 de noviembre a las 31 semanas.

“Él requirió soporte de oxígeno”, señaló el médico.

Dentro de una semana, en realidad estaba completamente fuera (del oxígeno). Le fue muy bien y solo pasó tres semanas en el hospital antes de irse a casa”.

Diana fue trasladada Methodist Hospital ya que los médicos sugirieron que era necesario un trasplante de pulmón. Su mejoría se aceleró y fue desconectada del ventilador.

“Ella se levantó y caminó dentro de los tres o cuatro días de su llegada allí. Estaba desconectada del ventilador”, contó el médico.

Dos días antes de Navidad, Diana finalmente llegó a casa.

“Volver a casa fue muy emotivo para mí”, dijo. “De hecho, me sentí un poco triste durante un par de días. Fue demasiado para mí. No había visto a mis hijos por mucho tiempo”.

“Tenía tanto miedo de poner algo en mi cuerpo que pudiera afectar a mi bebé. Pero terminé recibiendo mucho más y expuse a mi hijo a tantas cosas que nunca hubiera pensado”, dijo Diana.

“Aprendí por el camino difícil. No me gusta obligar a nadie a hacer cosas. No me gusta, pero animo a todos a que se vacunen”.

El médico señaló que vacunarse es la mejor manera de proteger a mujeres embarazadas y así puedan evitar síntomas y complicaciones graves de COVID-19.

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