Días después del cierre de las urnas, Estados Unidos y el mundo aún no disponen de los resultados finales de las elecciones presidenciales, aunque el demócrata Joe Biden estaría a punto de derrotar a Donald Trump.
La espera ha alimentado la tensión en una nación ya muy polarizada, con Trump alegando sin evidencia que los demócratas están pergeñando fraudes.
Pero los retrasos en el conteo se deben a menudo a razones específicas de cada estado.
Los estados competitivos tardan más
California, el estado más poblado de la nación, con cerca de 40 millones de habitantes y arraigada tradición progresista, fue atribuido rápidamente por los medios de comunicación a Biden después de que cerraron las urnas el martes.
Pero este tipo de estimaciones no equivalen a resultados oficiales y lleva mucho más tiempo obtener datos precisos en los estados donde las distancias entre los dos principales candidatos son especialmente estrechas.
“Cuanto más reñida es la competencia, más se tarda” en saber los resultados, explicó a la prensa Kathy Boockvar, secretaria del vital estado de Pensilvania.
Cada estado, además, establece diferentes fechas límite para recibir votos por correo, especialmente los que provienen de integrantes del ejército o de otros ciudadanos que viven en el extranjero.
Carolina del Norte, otro estado clave, no ha contado aún al menos 171.000 boletas, ya que por ley acepta los votos que llegan por correo hasta el 12 de noviembre, siempre que tengan matasellos del día de las elecciones. Una cantidad suficiente como para definir el resultado final.
Sin embargo, algunas autoridades locales prefieren esperar a que todas las boletas lleguen a los circuitos antes de comenzar el escrutinio.
Nevada, donde la distancia entre Biden y Trump es igualmente muy apretada, contará las boletas que incluyan matasellos del martes 3 siempre que lleguen antes del 10 de noviembre.
También causan retrasos las llamadas boletas “provisorias”, que requieren confirmar, por ejemplo, la identificación del votante o si la persona votó donde le correspondía.
Un diluvio de votos por correspondencia
Debido a la pandemia de coronavirus, estados acostumbrados a un número limitado de votos por correo se han visto inundados de papeletas enviadas por ciudadanos que no quieren arriesgarse a sufragar de manera presencial.
Unos 65,2 millones de los 160 millones de electores que votaron este año (un récord) lo hicieron por correspondencia, según una estimación del US Elections Project.
En Pensilvania, los republicanos, mayoritarios en el parlamento local, han rechazado una propuesta de comenzar el conteo de votos recibidos por correspondencia antes del día de la elección, a diferencia de otros estados que sí lo permiten.
En algunos lugares juegan factores particulares que retrasan aún más el escrutinio, como en el condado de Chatham, en Georgia, otro estado muy disputado, donde una división electoral y una junta de registro examinan las boletas por separado.
Recursos judiciales
La campaña de Donald Trump fustiga estos retrasos y ha reclamado suspender el conteo de votos en estados donde Biden lleva la delantera, en especial en Pensilvania.
En Wisconsin, donde Biden fue declarado ganador el miércoles, la Corte Suprema local dictaminó que solo se contarían los votos recibidos el día de las elecciones.
La mayoría de los estados permiten que las partes rivales observen el escrutinio, pero algunos reclamos han también retrasado el proceso.
En Filadelfia, la principal ciudad de Pensilvania, un bastión demócrata, partidarios de Donald Trump han protestado contra una norma que dispone que los observadores permanezcan al menos a 4,5 metros de distancia unos de otros debido a los riesgos de contagio del coronavirus.
Fuente: AFP