Jornada de terror en Ecuador. El presidente Daniel Noboa anunció el lunes la declaratoria de estado de excepción en el país y toque de queda nocturno como medida a la lucha contra organizaciones criminales, la crisis carcelaria y tras la fuga de Adolfo Macías, alias “Fito”, jefe de la banda de Los Choneros. Ello produjo una reacción terrorífica que implicó el secuestro de policías, detonaciones de coches bomba y amenazas contra el mandatario.
Todo comenzó en la madrugada del lunes 8 de enero, cuando una multitud de presos de seis cárceles de Ecuador provocaron revueltas en el interior de estos centros y secuestraron a los guías penitenciarios, amenazándolos con cuchillos y pistolas.
Sumado a ello, existe preocupación tras la desaparición de alias ‘Fito’, el líder de la organización Los Choneros -considerada la más temible del país por su violenta disputa en las rutas para el tráfico de drogas con otras agrupaciones-. Él desapareció del centro penitenciario en Guayaquil en el que venía cumpliendo su condena de 34 años de prisión.
Tras el decreto del estado de excepción por sesenta días, bandas criminales declararon la guerra contra el Gobierno de Noboa. Así, cuatro policías fueron secuestrado: tres servidores policiales en una prisión de la ciudad de Machala, mientras que un cuarto agente también fue privado de su libertad en Quito.
“Declaraste la guerra y guerra vas a tener (...) Declaraste estado de excepción; nosotros declaramos botín de guerra a policías, civiles y militares. Cualquier persona que se encuentre en las calles a partir de las once de la noche será ejecutado”, es el mensaje que los criminales hicieron leer a un policía.
Además, diferentes actos terroristas tuvieron lugar con incineración de vehículos en las ciudades de Guayaquil, Quito, Cuenta, Loja y Esmeralda. La policía reportó detonaciones de coches bombas y explosiones contra inmuebles y patrulleros el lunes, agravando la crisis de seguridad ciudadana en el país.
El criminal José Adolfo Macías es conocido como “Fito” y llevabaa recluido desde el 2011 por delitos relacionados a delincuencia organizada, narcotráfico y asesinato. Él nació en 1979 y fugó anteriormente en el 2013, pero volvió a ser capturado.
Su celda se convirtió en un búnker privado, en donde monitoreaba las operaciones criminales desde hace una década de “Los Choneros”. Pese a estar encarcelado, tenía el control de los pabellones y seguía todos los pormenores de las actividades ilícitas en el citado penal, recaudando 70 mil dólares a la semana por pabellón según reportes de la Dirección de Investigación Antinarcóticos. Ahora, se teme que fugue a otro país.
Contenido GEC