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¿Qué debemos considerar cuando armamos la lonchera de nuestros hijos?

El alimento debe ser agradable a la vista sobre todo en escolares menores (en primaria, por lo general), donde podrían no agradarles que estén mezclados, revueltos o rotos.
Toma en cuenta que el niño en etapa de crecimiento se alimenta cada tres horas en promedio. (Foto: Pixabay)

Una lonchera saludable se logra con los alimentos nutritivos que la componen, pero una lonchera saludable y además exitosa se consigue cuando el escolar se la come con gusto.

Para eso debemos tomar en cuenta algunos aspectos a la hora de elaborarla. En su libro 'Loncheras Saludables', la licenciada en Nutrición y Dietética Sara Abu-Sabbah nos da algunos consejos.

1. Que el alimento llegue en un buen estado. El alimento es un medio para brindarle nutrientes al cuerpo, pero también puede ser una vía para suministrar gérmenes patógenos y causar enfermedades. 

Con el mismo esmero con el que ideamos las loncheras debemos cuidar la manipulación, higiene y conservación de los alimentos y envases que la constituyen.

2. Que sea agradable a la vista del escolar. En este caso no hacemos referencia al sabor, sino a la vista, sobre todo en escolares menores (en primaria, por lo general), donde podrían no agradarles que estén mezclados, revueltos o rotos.

3. Que no tenga olores desagradables. El pan con atún para tu hijo puede ser un manjar pero para sus amigos no. Para evitar el olor intenso puedes mezclarlo con un poco de yogurt natural y evitar la cebolla. 

El huevo duro es otro clásico, altamente nutritivo pero el olor azufrado es tan intenso que es preferible enviarlo de otra manera. Una alternativa es en tortilla o mandarlo sin pelar. 

4. El tiempo que pasa entre cada comida. Toma en cuenta que el niño en etapa de crecimiento se alimenta cada tres horas en promedio. De ser así, no se requiere incrementar la cantidad de alimentos. Sin embargo, de extenderse a cinco o seis horas la siguiente comida, es mejor enviar un alimento más en la lonchera.

5. Gustos y desagrados por los alimentos. Este punto puede estar asociado a muchas cosas. Por ejemplo, a que el alimento no llegue bien, que se le envía más de lo que necesita, no le gusta el alimento que se le mandó, se interesa más por jugar que por comer, es selectivo para comer o presenta anemia.

Se debe identificar si el no comer parte o toda la lonchera se debe en realidad a una tendencia a ser selectivo con los alimentos ya sea por el sabor, textura o temor de consumirlo. 

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