Podemos confundirnos al usar palabras homófonas, que suenan igual aunque significan distinto, como sucede con los términos basto y vasto, que además funcionan en cada caso como adjetivo y como sustantivo.
Basto
a) Como adjetivo, basto describe algo o alguien grosero, tosco, sin pulimento (áspero o rústico), señala la RAE. Ejemplos:- Ese controlador es basto, sin modales.- El mueble es basto, poco trabajado.
b) Como sustantivo, basto es:
- Aparejo o albarda para montar animales de carga.
- Uno de los palos (cada una de las cuatro series de cartas) en la baraja española (del tarot) representado por una figura de leños.
- Almohadas que forman un cojín en monturas de animales.
Ejemplos:
- Salió el dos de bastos al ver el tarot.
- Con un basto de algodón monté a caballo.
Vasto:
a) Como adjetivo, vasto es amplio, extenso o inmenso en tamaño, cantidad o alcance. La RAE lo define como ‘dilatado, muy extendido o muy grande’
Ejemplos:- Tiene vasta experiencia en ventas.
- Pedro es dueño de un vasto terreno.
b) Como sustantivo, vasto es un músculo del muslo (interno, intermedio o externo), desde la articulación de la cadera hasta la rótula, que interviene en la extensión de la pierna.
Ejemplo:- Sufrí un tirón en el vasto interno.
¿Qué son las palabras homófonas?
Las palabras homófonas son las que se pronuncian igual, pero se escriben de manera diferente y tienen significados distintos. Sus sonidos coinciden, pero son palabras de significado diverso.
Es el caso de basto y vasto, que hemos visto, pero también entre tantos -porque hay muchas más- de a manera de ejemplo: caso (suceso, asunto) y cazo (recipiente de cocina, verbo cazar); y has (verbo haber), as (carta de la baraja, especialista en algo) y haz (manojo, rayo de luz, verbo hacer).
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