Un niño sonámbulo no camina con los ojos cerrados y los brazos estirados como se ve en dibujos animados o en películas.
Los ojos están abiertos, pero él está dormido. Su nivel de alerta no es lo suficientemente alto como para evitar objetos.
No ve nada ni tampoco entiende nada de lo que se le dice. Es una especie de ‘sueño móvil’.
El sonambulismo se puede asociar con pesadillas, si el niño está preocupado por algo, puede que andando dormido quiera encontrar a sus padres y hallar la tranquilidad que busca.
No es grave, a menos que su hijo se encuentre con un peligro físico, por ejemplo, las escaleras o una puerta de vidrio.
Si lo encuentra caminando dormido, por la noche, no intente despertarlo. Llévelo despacito y suavemente de nuevo a su cama.
No hay necesidad de consultar al médico a menos que el sonambulismo sea demasiado frecuente y necesite asegurarse de que no hay una razón importante detrás.
Proteja al niño, por ejemplo, poniendo una barrera en la escalera por la noche y viendo que no quede ninguna ventana abierta. Intente tranquilizarlo si piensa que conoce la causa del sonambulismo.
En ocasiones el sonambulismo suele ir acompañado de otros trastornos, como somniloquia (hablar durante el sueño sin estar consciente de ello), terrores nocturnos y enuresis nocturna (micción involuntaria que ocurre por la noche mientras se duerme).
También puede aparecer en procesos febriles.
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