ha traído consigo una problemática más: el incremento del embarazo adolescente. Por eso, enterarte de que tu hija está gestando no es una noticia fácil de asimilar. Es normal que el enojo, la preocupación, la frustración y la tristeza se apoderen de ti. Incluso, empezarás a cuestionar y hasta sentirás que fue tu culpa. Recriminarte no te ayudará; por el contrario, te hará sentir peor. Necesitas sobreponerte y enfrentar este problema con la cabeza fría y una mejor actitud.

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DALE APOYO

La psicóloga Virginia Arroyo Guadalupe aconseja no exaltarse o botar a la menor de la casa. Se comprende tu enojo y decepción, pero ¿crees que está bien darle la espalda en estos momentos? La adolescente cometió un error, pero no merece que la dejes a su suerte. Más bien explícale las responsabilidades que tendrá que asumir sin quejarse.

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CUIDA SU SALUD FÍSICA Y MENTAL

Apenas sepas de la gestación, visiten a un ginecólogo para que la examine y conozcas cómo está ella y el bebé. Un embarazo adolescente tiene sus riesgos, por eso acompáñala a sus controles mensuales y procura que se alimente bien. Si notas que está decaída y con la mirada perdida, aconséjale ir a un psicólogo. Tal vez necesite orientación externa para asimilar lo que le está pasando.

SABÍAS QUE...

Ya no le digas por qué tuvo relaciones sexuales tan joven o por qué no se cuidó con algún método anticonceptivo. Esto puede deprimirla o llenarla de resentimiento.

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Es normal que el niño se ponga rebelde u obstinado, es parte de su crecimiento. Sin embargo, los padres deben guiarlo en esta etapa para que la terquedad no afecte el buen desarrollo de su personalidad.

Escucha a tu hijo con atención cuando quiera decirte algo, no le digas: ‘Después’, ‘estoy ocupado’, ‘que sea rápido’ o ‘¿ya terminaste?’.
Escucha a tu hijo con atención cuando quiera decirte algo, no le digas: ‘Después’, ‘estoy ocupado’, ‘que sea rápido’ o ‘¿ya terminaste?’.

 Esta frase muchos padres la repiten al ver que sus retoños no aceptan órdenes, no respetan los límites y siempre quieren hacer su voluntad. Walter Dávila, psicoterapeuta de la Escuela de Desarrollo Personal Supérate, señala que la terquedad es una conducta aprendida que surge cuando el niño empieza a ‘independizarse’ de la madre y quiere hacer actividades por su cuenta.

“Es normal que el niño se ponga rebelde u obstinado, es parte de su crecimiento. Sin embargo, los padres deben guiarlo en esta etapa para que la terquedad no afecte el buen desarrollo de su personalidad y le cause problemas en las siguientes etapas de su vida. Tengamos en cuenta que esta conducta surge muchas veces para captar la atención de los padres”, precisa el especialista.

BUENOS CONSEJOS

Haz que tu retoño, según la edad, participe y opine en las 

♦Escúchalo con atención cuando quiera decirte algo, no le digas: ‘Después’, ‘estoy ocupado’, ‘que sea rápido’ o ‘¿ya terminaste?’.

♦Dile las consecuencias que puede traerle su terquedad. Por ejemplo, puede ser que no vea su programa favorito o no le compres aquello que quiere.

♦Enseña con el ejemplo. Si son tercos, los hijos pensarán que ese comportamiento es positivo.

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