‘Pepito, no llores, sécate esas lágrimas’ o ‘Jaimito, los hombres no tienen miedo, sé un macho’. Estas frases suelen usar algunos para reprimir las emociones de sus hijos, sin darse cuenta de que les están haciendo un gran daño, pues están negándoles la oportunidad de entender qué les está pasando.

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“Al reprimir sus emociones los niños no desarrollarán su inteligencia emocional y, por ende, no podrán tomar decisiones acertadas en su vida, ni expresar lo que realmente sienten. Además, se presentarán problemas físicos, como dolores de estómago, náuseas, fiebre, molestias musculares, dolores de cabeza, entre otros síntomas. A esto se puede sumar el estrés y la ansiedad”, detalla Karina Otoya, docente de la carrera de Psicología de la (UPC).

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QUÉ HACER

♦Escucha a tu hijo y dale el espacio necesario para que pueda decirte lo que siente.

♦No lo juzgues ni te burles. Esto hará que te tenga confianza y pueda abrirse contigo.

♦Háblale sobre cómo te sientes, cuéntale cómo solucionaste o enfrentaste un problema, ya sea en casa o en el trabajo.

♦Permítele que llore, que ría, que se enfade, que tenga miedo… Necesitan entender por qué tienen las emociones y cómo canalizarlas. Tú eres su guía, no lo olvides.

SABÍAS QUE...

Ayúdalo a reflexionar sobre cómo actuar en determinadas situaciones. Puedes decirle: ‘Hijo, si te ha enfadado lo que dijo tu amiga, ¿qué le dirías la próxima vez?’.

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Es importante detectarlas pronto para que los chicos puedan ser adultos independientes y felices. Por eso, habla con tus niños y pregúntales cómo están y qué dudas tienen.

Herida del rechazo. En tu infancia no te aceptaron tal como eres, siempre te comparaban.
Herida del rechazo. En tu infancia no te aceptaron tal como eres, siempre te comparaban.

Por diferentes motivos algunos padres causan ‘heridas’ en sus hijos durante la infancia. Estas son lesiones afectivas que impiden al menor llevar una vida plena, dificultan su relación con los demás y lo incapacitan para enfrentar los problemas.

Para la psicoterapeuta Lorena Garzón estas son las 5 heridas emocionales que surgen en la infancia:

1. Herida del rechazo

En tu infancia no te aceptaron tal como eres, siempre te comparaban.

¿Cómo te proteges de adulto? Huyendo cuando alguien te hace sentir mal. Te aíslas, te alejas y no quieres ver a nadie, incluso a la gente que te quiere.

2. Herida del abandono

Tus padres estuvieron ausentes física y emocionalmente.

¿Cómo te proteges de adulto? Haces todo lo posible para que la persona que está a tu lado se quede contigo. Te da miedo quedarte solo.

3. Herida de la humillación

Cuando eras niño te ridiculizaron y se avergonzaron de ti, puede ser en casa o en el colegio.

¿Cómo te proteges de adulto? La culpa y la vergüenza te impiden cuidarte y aceptarte, por eso te preocupas más por los demás y te olvidas de ti.

4. Herida de la traición

Tus padres o personas cercanas a ti no cumplieron sus promesas.

¿Cómo te proteges de adulto? Eres muy exigente en tus relaciones porque te da miedo que te mientan.

5. Herida de la injusticia

En tu niñez tuviste padres autoritarios y fríos, no reconocían tus logros.

¿Cómo te proteges de adulto? Escondiendo lo que sientes, te exiges mucho porque crees que se te apreciará por lo que haces bien y no por lo que eres.

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