
No todos los niños están preparados para aceptar a la nueva pareja de uno de sus padres. Por eso, es normal que ante esta situación experimenten sentimientos de rechazo, confusión, celos e incluso una sensación de duelo, pues se desvanece la ilusión de que sus papás vuelvan a estar juntos.
La psicóloga Lizeth Limas señala que, antes de enfrentarse a un panorama que pueda generar conflicto, es fundamental conversar con el menor, escuchar lo que piensa y explicarle con claridad los cambios que se avecinan. Una buena estrategia es presentar a la nueva pareja primero como una amiga y avanzar gradualmente, según la reacción del hijo.
En este proceso, el o la nueva integrante debe mostrar respeto, paciencia y empatía. Además, el primer acercamiento debería hacerse solo cuando se tenga la seguridad de que la relación es formal. “Deben aclarar que la nueva pareja no reemplazará a mamá o papá, y deben evitarse frases como ‘hazlo por mí’”, enfatiza la especialista.

Si la fricción persiste, el progenitor debe explorar los motivos, escuchar sin juzgar y no tomárselo personal. En estos casos es mejor darle su espacio y no forzar el vínculo. Cada uno tiene su propio ritmo para procesar la situación y adaptarse, sobre todo porque las relaciones afectivas se construyen, no se imponen.










