Rosa, de 20 años, trabaja cuidando ancianos. Ella ama su trabajo y se siente identificada con los adultos mayores.
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En una ocasión fue a cuidar a María, de 80 años, maestra y exdirectora de un colegio.
Rosa trató de congraciarse con ella y comenzó a tratarla ‘con cariño’ y le dijo: “A ver, abuelita, abre la boquita para darte tu comidita porque el cuco te va a llevar”.
María, en un tono fuerte y claro, pero respetuoso, le respondió: “Mire, señorita, que sea la primera y última vez que usted me falta el respeto tratándome como a una idiota”.
Desde allí, Rosa trató a sus pacientes con respeto, llamándolos por su nombre y tratándolos de usted.
Los cuidadores o en entorno usan un vocabulario limitado con un tono de voz infantil, porque asumen que las frases complejas no serán entendidas por el mayor.
La infantilización es el trato que se le da al adulto mayor como si fuese un niño.
Existe un mito muy arraigado y errado de que la persona adulta mayor se convierte en un niño, por lo que muchos son tratados así.
Debemos erradicar esa idea, pues es un tipo de maltrato hacia el adulto mayor.
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