
Durante el verano, las altas temperaturas pueden afectar el apetito de tu perro, ya que el calor puede hacer que no sienta tanta hambre como en otras temporadas.
Expertos del blog BioDog enumeran cinco razones por las que tu engreído no quiere comer en verano:
Cuando hace calor, los perros tienden a estar menos activos y esto afecta su metabolismo haciéndolo más lento, lo que puede llevar a que coman menos.
Los perros pueden estar más enfocados en mantenerse hidratados en lugar de comer. Y es probable que prefieran beber agua en vez de comer.
En muchos casos, durante el verano los canes realizan menos actividad física debido al calor, lo que puede reducir su necesidad de comer grandes cantidades de alimento.
Si viajas más o pasas mayor tiempo fuera, el cambio de ambiente también puede influir en el apetito de tu mascota.
Algunos perros prefieren alimentos más frescos cuando hace calor, como frutas o golosinas frías, y rechazan su comida habitual.
Si notas que ha bajado drásticamente de peso, es mejor que lo lleves al veterinario para descartar cualquier enfermedad que pueda estar causando su pérdida de apetito.
Aunque esta conducta es habitual, debes ingeniártelas para que coma sus raciones normales. Puedes dividirlas en porciones pequeñas a lo largo del día o sacarlo a pasear antes de sus comidas.
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