En los hogares con más de dos hijos es típico oír llantos, gritos, peleas entre los hermanos y frases como “Mamá, Pedro rompió mi juguete”, “Mamá, José no me deje ver mis dibujos”, pequeños pleitos que si no son atendidos y superados a tiempo con la ayuda de los padres pueden convertirse en serios resentimientos.
Los especialistas, aconsejan que para acabar con las peleas los padres deberán desarrollar la habilidad de escuchar. “Los padres tiene que desarrollar la empatía y entender que las necesidad de sus hijos dependen de la edad, personalidad y la etapa que se encuentren cada uno de sus pequeños. Además, es importante, valorar cada una de la razones que los niños le presenten, porque para ellos son importantes.”
Los pleitos fraternales siempre surgen en los momentos cuando los padres tiene menos tolerancia, por ejemplo durante el almuerzo. Si esto pasa, respire hondo y mejor escúchelos, sin criticar, y traduzca las necesidades de cada uno. Cuando tome una decisión intente tomar una que involucre a que ambas partes hayan tenido que ceder. Siempre tratando de buscar una solución lo más satisfactoria posible para ambos.
Tomemos en cuenta que las peleas entre hermanos tiene como trasfondo llamar la atención de los padres. Por no se trata de darle lo mismo a los dos, o los quiero por igual, porque uno de los hijos necesita más amor que el otro, recuerde que no son iguales.
PELEAS PELIGROSAS
Las peleas dejan de ser comunes cuando la frecuencia de pleitos son muy repetitiva durante el día, y cuando en sus enfrentamientos hay burlas físicas o insultos hirientes, si esto sucede es una señal de la falta de cariño y lealtad entre ambos. ¡Cuidado!
Otra mala señal de las peleas entre hermanos es cuando el tiempo de molestia o resentimiento después de una pelea dura por varias semanas. No es igual a dos niños que se pelean y a los cinco minutos vuelven a jugar; a que peleen y no se hablen por semanas. Si esto ocurre no dude en pedir ayuda profesional.
PLEITOS SEGÚN GÉNERO
No es lo mismo una pelea entre dos hermanos, que una de una niña y su hermano menor. En el primer caso, las peleas con frecuencia terminan en golpes y agresiones físicas. Mientras que en el segundo caso, las niñas ejercen la manipulación con los padres por su género. Por eso, atentos, muchas veces los hermanos menores buscan sacar provecho de su situación de pequeño para victimizarse y hacer quedar mal a su hermano mayor. Cultivando celos, resentimientos, etc.
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