Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, los llamados “tres socios de la conquista”, emprendieron la conquista del Perú en el siglo XVI y ello fue producto de un acuerdo que los convirtió en los responsables de la imposición del dominio de la Corona de España sobre los entonces dominios del Imperio Incaico.
El historiador Gustavo Pons Muzzo refiere que “con noticias ciertas sobre la existencia de un poderoso Imperio indígena en el sur del Pacífico, el español Pascual de Andagoya organizó una expedición (1522) que llegó a las costas del Cacique BIRU, con quien hizo amistad y de quien obtuvo nuevas y alentadoras noticias sobre el Imperio de los Incas. Al proseguir su expedición al sur, un accidente que sufrió, según unos en el mar al caerse de una canoa, según otros en tierra al caerse del caballo, lo imposibilitó de proseguir la empresa regresando a Panamá”.
“Andagoya retornó enfermo, medio tullido, y no quiso proseguir la expedición”, refiere el historiador José Antonio del Busto (Pizarro, tomo I) para completar lo sucedido.
El capitán Juan de Basurto fue comisionado y estaba listo para ir a la conquista del Perú, pero murió repentinamente.
Fracasado el proyecto mencionado, tan atrevida hazaña quedó reservada a ser encabezada un hombre de grandes condiciones, aunque de poca cultura, ya que era analfabeto. La idea nació en don Francisco Pizarro, quien por entonces tenía aproximadamente 46 años.
Francisco Pizarro nació en Trujillo (Extremadura, España) y como hijo no reconocido recibió muy pocos cuidados y ni siquiera aprendió a leer y escribir.
Muy joven, Francisco Pizarro decidió buscar fortuna en América, atraído por las historias de grandes riquezas.
Participó en duras faenas de la conquista de Haití y del Darién, y en el descubrimiento del océano Pacífico. De esta forma fue forjando su firme carácter, que lo preparó para la gran empresa que le reservaba la historia.
Para el año 1524, Francisco Pizarro y el también español Diego de Almagro vivían en Panamá. Las noticias de una tierra al sur, llena en riquezas, despertaron el interés de los futuros socios.
Así, Francisco Pizarro y Diego de Almagro empezaron a planear la gran empresa conquistadora (conocida luego como ‘Empresa del Levante’ o ‘Empresa Perulera’), pero requerían de otro socio para juntar más dinero. Ese fue Hernando de Luque, clérigo español, vicario de Panamá y testaferro del rico comerciante Gaspar Espinoza.
Según el contrato, Francisco Pizarro dirigiría la expedición, Diego de Almagro conseguiría los buques, los soldados, las armas y los víveres. Y Hernando de Luque estaba encargado de conseguir el permiso del gobernador y parte de los fondos. Las ganancias se repartirían en tres partes iguales.
Se considera a un cuarto socio, el gobernador de Panamá, Pedro Arias Dávila, quien se comprometió a dar las autorizaciones para las expediciones y parte del dinero.
Este “cuarto socio” del que poco se habla en el colegio, Pedro Arias Dávila, apodado “El Galán” y “El Justador” porque desde su juventud sobresalía en el manejo de la lanza, destacando en justas y torneos, no pudo ver la conquista ni aprovecharse del reparto de las fortunas halladas en el actual Perú, porque murió en marzo de 1531, apenas unas semanas después de que Pizarro partiera en su expedición armada de conquista, de la que recién se tuvo resultados para los expedicionarios invasores del Imperio de los Incas en 1532.
En un primer momento, el acuerdo de los socios de la conquista tuvo un carácter privado debido a que todavía no había intervención de la Corona de España.
Luego, la conquista se abrió paso con dos viajes de Pizarro (1524 y 1526), quien confirmó la existencia del Imperio de los Incas para luego, en diciembre de 1531, partir desde Panamá con un ejército a la conquista del actual Perú. Esa parte de la historia la veremos en otra oportunidad y a continuación te mostramos un adelanto en video, ¡no te lo pierdas!
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