Cuando llega el momento de preparar las primeras papillas y comidas sólidas del bebé, muchas familias se preguntan qué tipo de ollas y utensilios son los más adecuados. Más allá del cariño y dedicación, hay ciertos criterios técnicos que pueden hacer esta etapa más segura y eficiente.
Luciano Risso, jefe de Producto de Essen, señala que es fundamental optar por ollas con revestimientos antiadherentes, libres de PFOA y otras sustancias tóxicas. Esto evita que los alimentos se peguen, facilita la limpieza y protege la salud del pequeño.
También se recomienda emplear utensilios de silicona o nylon, ya que no alteran el sabor de las comidas ni desprenden químicos dañinos. Además, resisten altas temperaturas y no rayan las superficies de cocción.
Otro aspecto clave es la versatilidad. Una olla que permita preparar desde purés hasta pequeñas porciones de queque saludable puede ahorrar tiempo y espacio en la cocina, sin comprometer la calidad de los alimentos.
Finalmente, Risso destaca la importancia de una cocción saludable: “Las mejores ollas permiten conservar los nutrientes, cocinar sin exceso de aceite ni sal y limpiar en pocos minutos, algo vital cuando el tiempo escasea con un bebé en casa”.
No se trata de marcas, sino de tomar decisiones conscientes. Una buena elección puede mejorar la experiencia culinaria y contribuir al bienestar del más pequeño del hogar.
Contenido GEC