Es una grande de nuestro vóley, pero lo que más distingue a Natalia Málaga es, sin duda, su verbo florido y buen humor. Prueba de ello es que se animó a participar en la película peruana ‘El manual del pisado’, donde imprime su sello personal.
¿Cuándo descubriste que querías ser deportista?
Creo que fue cuando tenía 8 años. Recuerdo que empecé a jugar vóley y desde el primer momento me sentí identificada con el deporte. Era muy chiquita pero practicaba mucho, me esforzaba.
En tu experiencia en el vóley, ¿qué etapa te marcó más?
No hay una sola etapa porque el vóley me ha acompañado siempre. Es una vida al servicio de mi patria y, gracias a Dios, el pueblo lo siente. Les agradezco a aquellos que sueñan con conocerme, en verdad es un privilegio.
Las personas que se te acercan ¿qué te dicen?
(Risas) Lo primero, por ejemplo, es ‘Natalia, no me grites’. Luego, ‘una foto’ y ‘te amo’. Me quieren mucho.
¿Qué significa para ti ser peruana?
Es lo máximo. Estoy muy orgullosa de mi país, de mi gente, de todo lo que poseemos. Es un gran honor haber representado al Perú y seguir haciéndolo.
¿Qué te impulsó a participar en la película ‘El manual del pisado’?
Me gustó la idea porque no actúo, soy yo misma y todo es muy natural. El buen humor es parte de una vida feliz.
Un consejo a las mujeres…
Que sientan que son lo máximo y de verdad se lo crean. Además, que sean fuertes y no se dejen humillar ni tratar mal. Mucha fuerza y coraje.