Trinidad y Tobago, país al que el gobierno venezolano de Nicolás Maduro amenaza por su estrecha cercanía a Estados Unidos, tiene una extensión territorial de 5128 kilómetros cuadrados y es más pequeño que la provincia limeña de Huarochirí.
Su nombre oficial es República de Trinidad y Tobago y es un país insular (sin fronteras terrestres, formado por islas) en el extremo sureste de la región del mar Caribe.
Está formado por dos islas principales, Trinidad —la más grande y poblada, a 11 kilómetros de la costa de Venezuela, separada por el canal de Colón— y Tobago, además de otras más pequeñas como Chacachacare, Monos, Huevos, Gaspar Grande (o Gasparee), Pequeña Tobago y Saint Giles.
Posee fronteras marítimas con Barbados al noreste, Granada al noroeste y Venezuela al sur y al oeste.
Su capital es Puerto España, aunque Chaguanas es su ciudad más poblada.
Alcanzó su independencia de Gran Bretaña el 31 de agosto de 1962 y su idioma oficial es el inglés, aunque también se hablan dialectos y lenguas como indostano caribeño, español, francés y chino.
Con una población de 1’300,000 habitantes, su moneda es el dólar trinitense y su economía —basada en la industria, el petróleo y el gas natural— es próspera, aunque alto su índice de criminalidad.
Trinidad y Tobago es una república parlamentaria donde el primer ministro —hoy una mujer, Kamla Persad-Bissessar— es jefe de gobierno, actualmente bajo el liderazgo del Partido del Movimiento Nacional del Pueblo (PNM). Como en el Reino Unido, su Parlamento es bicameral y está compuesto por el Senado y la Cámara de Representantes. Tiene una gran diversidad étnica, aunque los grupos principales son descendientes de indios orientales y de africanos.
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