Tiene dificultades para hablar o masticar, siente sus párpados caídos y visión doble, y sus extremidades están excepcionalmente cansadas y débiles después del ejercicio, puede estar padeciendo de miastenia. Una enfermedad ocasionada por una interrupción en la comunicación entre los nervios y los músculos.
Alejandro Calvo, jefe del Servicio de Neurología del hospital Edgardo Rebagliati de EsSalud, explica que esta patología, que no tiene cura, produce episodios de agotamiento por días y las personas que lo padecen pueden incluso tener problemas respiratorios.
”La miastenia suele desarrollarse en mujeres con edades entre los 20 y los 40 años y en hombres de entre 50 y 80 años. Sin embargo, hoy en día este trastorno afecta cada vez más a jóvenes”, menciona.
El especialista aclara que de no controlarse adecuadamente, muchos de estos pacientes pueden requerir manejo en una cama UCI. El tratamiento se basa en medicamentos que mejoran la comunicación entre el nervio y el músculo o con fármacos que disminuyen la producción de los anticuerpos nocivos.
“Si el paciente presenta una crisis miasténica, se requiere manejo con inmunoglobulinas o plasmaféresis (que consiste en realizar un lavado de la sangre) en emergencia o UCI. Todos estos tratamientos están disponibles en los Seguro Social de Salud”, explicó.
Los enfermos con miastenia como consecuencia de la debilidad de la musculatura orofaríngea, presentan trastornos en la masticación y la deglución (disfagia). A medida que avanza la enfermedad, la disfagia llega a ser cada vez peor, pudiendo en ocasiones generar el rechazo del paciente a la alimentación y por consiguiente, el riesgo de complicaciones como la deshidratación .
Este rechazo también se puede ver agravado por el paso de alimentos y agua a las vías respiratorias, generando en ocasiones cuadros de broncoaspiración. Cuando el paciente no se alimenta adecuadamente puede ocurrir inmunodepresión y haber infección.
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