Juana I de Castilla fue reina de Castilla y Aragón -lo que es hoy España- y pasó a la historia apodada como ‘Juana la loca’, al serle atribuida una enfermedad mental que hasta hoy los historiadores no se ponen de acuerdo para señalar si fue real o un invento.
‘Juana la loca’ nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479. Era la tercera hija de los reyes católicos Isabel y Fernando, famosos por solventar el viaje de Cristóbal Colón para descubrir América.
Antes de morir, la reina Isabel dispuso que su sucesora sea su hija Juana, a quien sus padres casaron en 1496 con el archiduque Felipe, apodado ‘Felipe el hermoso’ y primer hijo de los monarcas de Austria.
Muerta Isabel en 1504, Juana I debía asumir el reinado, con su marido apenas como consorte, pero no se le dejó ejercer como monarca.
¿Fue víctima de una confabulación?
Se alegó para relegarla a supuestos desequilibrios mentales que, se dice, le atribuyeron su padre Fernando y su esposo Felipe para tomar el poder e impedir que ella ejerza el cargo. Otros, en cambio, confirman su locura y hasta se aseguró que estaba endemoniada.
Felipe se convirtió en rey y al morir en 1506, a los 28 años de edad, su suegro Fernando asumió el poder hasta que el primer hijo varón de Juana I, Carlos, tuvo edad para hacerse cargo de la corona.
Juana I, ‘Juana la loca’, quedó desde 1509 confinada en el castillo-palacio de Tordesillas hasta su muerte en 1555.
Algo extraño
Paseó durante meses el cadáver de su esposo y abría el féretro para ver si seguía ahí, relatan cronistas.
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