De acuerdo con UNICEF, en el Perú hay más de 8 millones de niñas, niños y adolescentes en edad escolar, los cuales estarían próximos a iniciar un nuevo año académico. Sin embargo, según especialistas en educación de la Universidad Científica del Sur (UCSUR), parte de ellos podrían ver afectado su desempeño estudiantil debido a su estado de salud, ya que condiciones como las alteraciones nutricionales, bucodentales e, incluso, psicológicos, tienen un alto impacto en su desarrollo y .

Marilyn Montejo, decana de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Científica del Sur señala que una de las alteraciones nutricionales que tiene un alto impacto en el coeficiente intelectual de los niños es la anemia, la cual, de acuerdo con reportes del Seguro Social de Salud (ESSALUD), más de 40% de los infantes de 6 a 35 meses sufre de esta enfermedad en el Perú; es decir, casi 700 mil menores de 3 años la padecen, y cuando lleguen a la etapa escolar; no solo verán afectado su desarrollo nutricional, sino también su capacidad de aprendizaje y desarrollo cerebral.

“Esta condición tiene graves consecuencias en los menores, además de afectar su salud también limita su capacidad de aprendizaje. Por ello, los padres deben prestar atención, ya que en muchos casos la anemia no es detectada oportunamente. Sin embargo, puede ser reconocida con síntomas, como la falta concentración, sueño, mareos e, incluso, desmayos”, agrega.

DESAFÍOS

Asimismo, la experta indica que otro de los desafíos en nuestro país es mantener una nutrición balanceada que sea variada y suficiente en calidad y cantidad, ya que está estrechamente relacionada con la cognición, el aprendizaje y el crecimiento de los infantes.

“Está comprobado que una mala alimentación no solo afecta el progreso del niño, sino también el desarrollo integral de su sistema cognitivo. Si bien esta situación se puede revertir en un futuro, el potencial intelectual no se recuperará en un 100%”.

De la misma forma, la decana resalta que la atención de las deficiencias nutricionales no solo son responsabilidad del sistema de salud, sino también de los padres de familia y las autoridades de los centros educativos, ya que es ahí donde los niños suelen pasar mayor parte de su tiempo.

Otro de los problemas frecuentes durante la etapa escolar son las enfermedades bucodentales, que en su mayoría se generan por hábitos alimentarios inadecuados. De acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA), el 90% de los niños entre 3 a 15 años tienen caries dental, condición que afecta su desarrollo cognitivo, físico y emocional, y que limita su desenvolvimiento en la sociedad.

Según Claudio Peña, decano de la carrera de Estomatología de la Universidad Científica del Sur, las enfermedades dentales no solo generan dolor al paciente, también puede afectar otros ámbitos de su vida. “Los niños padecen dolores crónicos y cambios de humor provocados por algún tipo de enfermedad bucodental y suelen tener mayores probabilidades de bajar el rendimiento en clase o ausentarse por varios días”, señala.

De acuerdo con el especialista, otra de las principales dificultades que afectan durante la etapa escolar es la maloclusión dental, alineación anormal de los dientes que genera que los niños no pronuncien correctamente las palabras.

“En muchos casos, esta condición puede influenciar en su baja autoestima o falta de concentración, ocasionando que no aprovechen al máximo sus horas de estudio”, agrega el experto.

Por su parte, Liseth Paulett, decana de la carrera de Psicología de la Universidad Científica del Sur, enfatiza la importancia de la salud mental en todas las etapas de crecimiento del niño, debido a que la vulnerabilidad emocional se extiende desde la niñez a la juventud, tiempo donde inicia las alteraciones mentales que se arrastran hasta la adultez.

“La salud emocional influye en desenvolvimiento de los niños afectando el rendimiento y su desempeño académico, pues dificulta su aprovechamiento. Esto debido al poco control de emociones frente a situaciones complejas que enfrentan los menores en la etapa escolar, como el bullying o cyberbullying, problemas que han tomado mayor fuerza en la pandemia”, indica.

Asimismo, la experta finaliza resaltando que estas alteraciones pueden afectar la relación con el entorno social y crear niños más aislados, impactando en su conducta y reduciendo los tiempos de concentración y atención no solo en clases, sino en diversas actividades que realicen.

¿Cuáles son las recomendaciones para potenciar el desarrollo y bienestar infantil?

1. MANTENER UNA BUENA ALIMENTACIÓN

Se recomienda el consumo de diversos tipos de alimentos en casa y centros educativos. Estos deben estar compuestos por alimentos constructores que contienen proteínas y aminoácidos indispensables para el crecimiento, entre los que están el huevo, las carnes, la leche y el yogurt; los energéticos, como los cereales, la quinua, la mantequilla, otros; y los reguladores, que aportan vitaminas y minerales y tienen una acción antioxidante, en este grupo se encuentran las frutas y las verduras. Todas estas opciones brindarán los nutrientes necesarios que cada niño necesita durante su desarrollo.

2. FOMENTAR HÁBITOS DE CUIDADO DENTAL

Durante esta etapa es necesario inculcar a los niños sobre la importancia de cuidar sus dientes. Esta acción puede iniciar en los colegios a través de programas educativos dirigidos a los padres y sus hijos, lo que permitirá mantener una buena salud dental en el futuro y prevenir complicaciones. Asimismo, es recomendable que tanto los infantes, adolescentes y adultos mantengan una correcta higiene oral, cepillarse tres veces al día, así como contar una alimentación saludable, evitando la comida chatarra o los dulces. Finalmente, se debe acudir a controles periódicos dos o más veces al año.

3. PROMOVER UNA EDUCACIÓN EMOCIONAL

Es fundamental brindar las herramientas necesarias tanto a profesores, padres y alumnos a través de una alianza con el departamento Psicopedagógico de los colegios para trabajar planes y estrategias que puedan sostener los problemas mentales que tienen los niños. Para ello, se aconseja implementar en las instituciones educativas áreas especializadas en salud mental que brinden atención periódica a los estudiantes.

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