Peruanos luchadores trabajan de sol a sol para sacar adelante a sus familias. Foto: Alan Ramírez.
Peruanos luchadores trabajan de sol a sol para sacar adelante a sus familias. Foto: Alan Ramírez.

Dicen que Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros, porque sabe que pueden con eso y más. Y así son las historias de Clin Quispe e Isaías Rojas, dos de los estibadores más experimentados del Mercado Mayorista Unicachi, en Comas, quienes no descansan ni siquiera en el Día del Trabajo.

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Ambos padres de familia cada día se ‘rompen el lomo’ cargando sacos de papas, cebollas y ollucos para llevar un plato de comida a sus hogares.

Treinta años de experiencia

Clin Quispe llegó de su natal Huancayo a los 15 años en busca de mejores oportunidades y cumplir sus sueños de ser periodista. Pero la vida no fue fácil para este estibador con más de 30 años de experiencia y uno de los más queridos del Mercado Unicachi, en Comas.

“Al inicio era por necesidad, pero ahora estoy muy orgulloso de ser estibador. Empecé trabajando en La Parada y cuando esta desaparece me vine a este mercado. Llevo cinco años aquí. Todo el sacrificio que hago es por mis hijos, uno de ellos tiene un grado de retardo y es mi motor para salir adelante. Moriré feliz cuando vea a mis otros hijos profesionales, es mi gran sueño”, comenta el peruano ‘chamba’, vecino de Los Olivos.

Clin Quispe lleva más de treinta años trabajando como estibador. Foto: Alana Ramírez.
Clin Quispe lleva más de treinta años trabajando como estibador. Foto: Alana Ramírez.

Cada saco de papas que sube a su hombro pesa más de 120 kilos y al día puede hacer 10 viajes. Eso sin contar lo que lleva en la carreta que puede superar los 15 sacos de papas, cebollas, ollucos, etc.

“Nosotros trabajamos de sol a sol, no se gana mucho, pero siempre estamos agradecidos de tener un trabajo honrado. Cargamos sacos toda la noche y llegamos a nuestras casas al mediodía. Somos 40 estibadores que trabajamos aquí”, agrega.

Carrera universitaria

Isaías Rojas creció en una chacra de Huaral al cuidado de sus abuelos. Pero a los 13 años decidió dejarlo todo y venir a la capital. Y aunque no estaba en sus planes, ya lleva más de 20 años trabajando como estibador. Empezó en La Parada, luego se fue al Mercado Mayorista de Santa Anita y ahora lo deja todo en estas canchas de Unicachi.

“Yo decidí venir a Lima porque en el campo pasé cosas que ninguna persona debería pasar, sufrí, todo se vino abajo, y salir era mi única alternativa para superarlo”, comenta Isaías, quien estuvo estudiando la carrera de Medicina Humana, pero la abandonó por falta de dinero.

Isaías Rojas estuvo estudiando Medicina pero tuvo que dejarlo por falta de recursos. Foto: Alan Ramírez.
Isaías Rojas estuvo estudiando Medicina pero tuvo que dejarlo por falta de recursos. Foto: Alan Ramírez.

Al igual que Clin Quispe, este aguerrido peruano carga más de mil 200 kilos de papas en cada viaje con su carreta, y en un buen día de trabajo puede llegar a hacer mil 500. Y aunque tiene la jovialidad de un adolescente, el peso que carga ya le está pasando la factura, pues los dolores de espalda, cintura, brazos y hasta piernas, a veces son insoportables.

“A veces hay tanto trabajo que entramos a las 10 de la noche y salimos a las 5 de la tarde del día siguiente. Es agotador. Por eso la edad máxima para iniciarte en este oficio debería ser 40 años, es un trabajo matador. Pero la verdad es que no hay cansancio que valga cuando se trata de alimentar a tu familia”, dice don Clin.

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