Entre los llamados valores sociales, porque nos muestran como personas integradas a nuestra colectividad, encontramos a la solidaridad.
Mediante ella nos sumamos en apoyo a causas grupales o de otros que nos necesitan, tal como se ve cuando existen situaciones difíciles, como un accidente vial y vamos en ayuda de los heridos. La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda y protección.
Somos solidarios con un conocido cuando, por ejemplo, prestamos cuadernos a nuestros compañeros del colegio para que se pongan al día, porque faltaron debido a que estaban enfermos. En cambio, somos solidarios con desconocidos si cedemos el asiento en el ómnibus a alguien mayor o una embarazada o si colaboramos con una colecta pública para contribuir a instituciones de caridad.
Nuestros antepasados, los incas, tenían a la solidaridad como uno de sus principios de vida. En la minka se trabajaba para construir una obra en beneficio comunal, como un puente. Con el ayni, una persona solicitaba que le ayuden en una obra (como construir su casa), porque ella también ayudará cuando los otros necesiten hacer otro trabajo.
Alguien que es solidario no duda en colaborar y apoyar a todos aquellos que se encuentran en situaciones desfavorecidas, lo que permite distinguirse de las personas indiferentes o egoístas que solo piensan en ellas mismas.
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Nuestros antepasados, los incas, tenían a la solidaridad como uno de sus principios de vida. En la minka se trabajaba para construir una obra en beneficio comunal, como un puente. Con el ayni, una persona solicitaba que le ayuden en una obra (como construir su casa), porque ella también ayudará cuando los otros necesiten hacer otro trabajo.
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