Una estrella es un cuerpo celeste que brilla en el cielo con luz propia. La energía que emiten las estrellas es tan alta que, aún a millones de kilómetros de distancia, desde la Tierra podemos verlas centellar. Pero ¿de qué están hechas y por qué brillan tanto?
Las estrellas se agrupan en galaxias y pueden ser el centro de un sistema, como lo es el Sol en la Vía Láctea, la estrella que mejor conocemos.
En el universo infinito existen miles de millones de estrellas, aparentemente dispersas, pero formando a su vez galaxias, que orbitan por efecto de la gravedad.
Una galaxia no solo contiene estrellas, sino también nubes de gas y polvo, llamadas nebulosas, y es en estas donde nacen las estrellas.
Estos cuerpos celestes producen luz y calor debido a la actividad de su núcleo conformado, principalmente, por hidrógeno y helio.
Mientras la nube gira, el hidrógeno se concentra, se calienta el gas de la nube y, al elevarse la temperatura, comienza la fusión nuclear en el centro y la estrella brilla.
Se crea una protoestrella, el primer paso evolutivo de una estrella que sigue acumulando masa.
Las estrellas pasan la mayor parte de la vida en una fase tranquila, mientras queman hidrógeno en el interior y lo transforman en helio. Esta es la etapa de mayor duración.
Pero apenas se agota el hidrógeno, la estrella sufre cambios notables. Esos cambios nos llevarán a clasificarlas en diferentes clases, como enanas, gigantes, supergigantes y otras más.
La mayoría de las estrellas tardarán millones de años en morir. El proceso culmina con una explosión cósmica, conocida como supernova.
Las fases por las que pasa una estrella dependen fundamentalmente de su masa. Cuanto mayor es la masa de la estrella, más rápida es su evolución y más corta su vida.
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