La crianza de los hijos no es un tema fácil, pero puede complicarse más cuando:
1. Los padres no comparten principios elementales, entran en verdaderas luchas de poder entre ellos y usan a los hijos.
2. Uno de los padres siempre es el que impone una ley y el otro es el que juega a ser el más permisivo, con lo cual las funciones se polarizan y los chicos quedan atrapados en el medio.
3. Uno de los esposos siempre está suponiendo que el otro hace mal las cosas o las hace por dañar al niño. Esto despierta una sobreprotección que puede terminar destruyendo al mismo hijo.
4. Los padres ponen aspectos de su propia crianza y corrigen al menor o al otro padre, como queriendo reparar su propia historia.
Cuando los límites respecto del ejercicio de la autoridad no están claros, los pleitos por la crianza de los hijos terminan siendo el peor punto de desencuentro de una pareja.
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