Se estima que tres de cada cinco peruanos tienen sobrepeso y obesidad. Según los últimos estudios del Ministerio de Salud, el 62,3% de la población, entre los 30 y 59 años, sufre de estos males que se han agravado por la pandemia de la COVID-19.
En contexto del Día Mundial de la Salud, que se conmemora el 06 de abril, la nutricionista María Teresa Zumarán, de la Clínica Ricardo Palma, explica cuáles son los hábitos a los que debemos renunciar para cuidar nuestra salud y así evitar más pacientes diabéticos, hipertensos, cardíacos, entre otras patologías.
1. Dejar de desayunar y comer mucho en la noche.
El cuerpo necesita energía y nutrientes para realizar bien las actividades diarias. Si no desayunamos nos vamos a sentir más cansados, con dificultad para mantener la atención en las actividades del día y en la noche puede darnos más hambre. Las personas que desayunan mantienen mejor su peso en comparación de quienes no lo hacen.
2. Comer por ansiedad y con prisa.
Es importante establecer un orden en las comidas y en los horarios, respetarlos, ajustarse a unas cantidades saludables de alimentos y ser selectivo tanto en el tipo como en su forma de preparación.
3. Comer alimentos con mucha azúcar o con mucha grasa saturada.
Debemos dejar esta mala práctica porque el exceso de azúcar en la dieta predispone a la obesidad, la diabetes, las caries y el exceso de grasa saturada puede provocar colesterol elevado.
4. No realizar actividad física
La práctica cotidiana de ejercicio físico aumenta el llamado colesterol bueno (HDL) y reduce los triglicéridos sanguíneos, refuerza la musculatura y contribuye al bienestar, ya que alivia el estrés y la tensión.
5. No consumir frutas y verduras.
Debemos consumirlas diariamente porque nos proporcionan vitaminas, antioxidantes, son ricas en fibra, nos ayudan a mantenernos hidratados y nos protegen contra las enfermedades.
6. No tomar agua
El agua regula nuestra temperatura, evita el estreñimiento, lubrica nuestras articulaciones y contribuye a dar estructura y forma al cuerpo mediante la rigidez que proporciona a los tejidos. Además, una correcta hidratación contribuye a una piel tersa y joven.