A Pedro, jubilado de 70 años, nunca le gustó la lectura. Ponía excusas a la hora de leer, decía que no tenía tiempo, estaba cansado o con dolor de cabeza.
Pero un día acudió a la Feria del Libro y vio cómo la gente, inclusive niños que iban acompañados de sus padres, compraban cantidades de libros. Fue ahí la primera vez que se animó a comprar una novela. Escogió, fiel a sus gustos, una lectura ambientada en la Edad Media.
Al inicio le era sumamente difícil concentrarse y llevar el ritmo de la lectura, pero poco a poco se dio cuenta que disfrutaba leer.
Se sentía transportado a otro lugar y a otra época, como suele pasar cuando un libro te cautiva y te metes de lleno a la historia.
Desde esa vez nunca más dejó de leer, terminaba un libro y comenzaba otro.
Pero no solo eso, sino que su pasión por la lectura hizo que se inscriba en un club de lectura, donde intercambiaban y comentaban los libros que iban leyendo.
La lectura no solo es un hobby que ayuda a pasar el tiempo, sino es una herramienta muy útil para mantenerse activo mental y socialmente.
Imitemos a Pedro.
La lectura es placentera. Además, por supuesto, es una forma de culturizarse. Otro de sus múltiples beneficios es que nos protege del Alzheimer y de otras demencias.
Así que... ¡A leer!
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