Sin lisuras. Los niños aprenden con gran facilidad, imitan lo bueno y lo malo que ven a su alrededor. Por esa razón, los padres deben prestarles más atención a sus pequeños y preguntarles si tienen alguna duda de algo que vieron o escucharon. Incluso, cuando oigan en la calle que alguien dice una mala palabra, debes explicarle que eso no está bien.
Si dejas que tu engreído crezca con la idea equivocada de que las lisuras son normales, harás que se convierta en un adulto con ‘boquita de caramelo’, es decir, que en su habla cotidiana estén presentes las palabras groseras. Esto puede resultar gracioso, pero a través de los años se convertirá en un problema incómodo y difícil de solucionar.
Aquí te damos cinco buenos consejos para que tu niño no diga lisuras:
Los padres son los primeros referentes de sus hijos. Ten el cuidado necesario para no expresar ninguna lisura frente a ellos. Aunque tengas cólera, evita que se te ‘escapen’. Si sucedió, pídele disculpas y déjale claro que eso no está bien.
Dependiendo de la edad de tu pequeño, explíquele que ese tipo de lenguaje no es adecuado y que es una regla en casa que debe respetar. Hazle saber que si repite una lisura, tendrá una sanción como no ver su programa favorito o no salir a jugar.
Si tu niño dijo una lisura en la calle o frente a tus amistades, dile que esas palabras no son buenas y que en casa hablarán del tema. No lo sanciones o grites ahí mismo, se sentirá avergonzado y luego no querrá escucharte.
Cuando tu hijo diga una lisura no te rías y digas de forma relajada: ‘ay hijito, qué estás diciendo’. Con esto estarás aprobando lo que hizo. Apenas escuches una mala palabra, reacciona y dile con voz firme: ‘hijo, esa palabra no es buena. No la vuelvas a repetir, por favor’.
Todos nos equivocamos y merecemos una oportunidad. Si tu retoño dijo una lisura por primera vez, dile que está perdonado, pero si vuelve a hacerlo, deberá asumir las consecuencias.
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