Rocío Vásquez (39) es una arquitecta de interiores que dejó su profesión por su pasión: El ballet. “Me gusta la arquitectura, pero el ballet es algo a lo que siempre quise dedicarme”, recuerda esta mamita de Lima Este.
Esta madre de dos hijas, desde hace varios años dedica sus tardes a inculcar la danza de puntitas a niñas entre dos y tres años en el ‘Teatro Municipal’, en Santa Anita (Lima Este). Las clases son gratuitas y las alumnitas les piden a sus mamás que las lleven a clases.
El taller se llama ‘Baby ballet’. “Es más difícil dar clases a niñas pequeñitas como ellas, por eso el ingenio del maestro es clave. Yo les digo: ‘Chicas, vamos a hacer que somos maripositas y estamos durmiendo o que yo soy un hada y haré magia con ellas’”, comenta Rocío.
Para esta joven maestra de Lima Este es muy bueno que las menores aprendan ballet a temprana edad, porque -dice- les brinda gran flexibilidad.
“A los dos y tres años estas niñas están en formación. Ellas aún no pueden pararse en un piecito, por eso los hacemos en dos. Estiramos los bracitos y realizamos cosas muy sencillas. Eso no quita que sean súper entusiastas y alegres. Se ponen más felices cuando hacemos los pasitos con música de sus dibujos favoritos”, cuenta Vásquez. (Samantha Aguilar)
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