Estás realizando alguna labor y en un descuido empiezas a comerte las uñas. No es la primera vez que te ocurre, de hecho convives con ese hábito desde la niñez, ¿puedes hacer algo para remediar el problema?
Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la clínica ‘Ricardo Palma’, sostiene que el término médico que se le da a la costumbre de comerse las uñas es onicofagia y las personas que incurren en ella lo hacen de forma impulsiva, casi siempre como síntoma de ansiedad frente a un problema mayor: estrés laboral, cambios drásticos en la vida (separación o divorcio), problemas financieros u otras razones. “No tienen conciencia de que se muerden las uñas y cuando advierten el hecho, tienen dificultades para parar”, indica.
NIÑOS Y ADULTOS
En los niños también se presenta la onicofagia, casi siempre a partir de los 4 años, cuando empiezan a enfrentar nuevas situaciones como ir al colegio o ampliar su círculo social.
Corregir esta costumbre cuesta, pero no es imposible. Según la especialista, la persona tiene que descubrir qué situación desencadena el hábito.
“De esa manera, cada vez que acerque la mano a la boca, podría chupar un caramelo. Si se trata de un menor, los padres deben estar atentos. Cuando este quiera comerse las uñas, se aconseja invitarlo a armar un rompecabezas o realizar una actividad que mantenga sus manos ocupadas”, sostiene. Es importante buscar una solución, porque la onicofagia no atendida, en niños y adultos, induce a la timidez y baja autoestima.