Empezó aspirando a ser militar, luego fue mecánico, vendedor ambulante y hace 17 años es un periodista destacado. Víctor Hugo Dávila es imagen importante en el programa ‘La banda del Chino’, donde no solo se atreve a hacer reportajes osados, también demuestra que tiene ‘calle’ para brindar.
Eso dicen, pero sobre ese apodo pregúntale a Gisela Valcárcel.
Hace años había un diario que no recuerdo su nombre y cuando me presenté a bailar, pusieron un letrero que decía: ‘Vamos Reportero del pueblo’ y la ‘Señito’ lo comentó públicamente.
Lo que ella dice es oro.
Muchos, pero no acepto, no podría cumplir con esa responsabilidad tan grande.
Fue difícil, encima después de una ‘bomba’ borras casete y no recuerdas nada de lo que pasó.
Los días previos fueron duros. Por Twitter unos decían que no salía, otros que sí lo lanzaban...
Fue un miércoles. Salió Andrés Mendoza y luego yo.
Salí de una reunión y pedí licencia en el canal.
Agradezco la cabeza fría de mi mujer, fui donde un amigo, a los dos meses empezamos a conversar.
Los tiempos de Dios siempre son perfectos.
Yo jodo a los del Callao, pero nunca les falto el respeto.
He vacilado a gente con su ‘fierro’ en la cintura y me han dado cariño.
Por Los Barracones, uno de ellos se me acercó en plena chamba: “Víctor Hugo, acabas y comemos un cebiche”. Y lo hicimos.
Una vez fui a jugar a Ate, en esos tiempos me recurseaba fulbiteando y me ‘pusieron’.
La conozco.
Porque Carlos Solís trae puros exjugadores y la última vez hasta llevó a uno que está en actividad.
Vendía...
Mis ‘chupetines’ que me los comía o se los regalaba a una chica.
Arreglaba carros, pero ahí más que nada huev... ja, ja, ja.
Empresario de salsa.
He estudiado tres meses con Osvaldo Cattone.
Participé en la película ‘Néctar en el cielo’.
Llevé a mi mamá al cine y salí dos segundos, ja, ja, ja.
Otro para ustedes, por esta conversación y un saludo a todos los lectores del ‘Trome’.
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