El arte está impregnado en su ADN, lo lleva desde el mismo momento en que abrió los ojos y descubrió el planeta llamado Tierra. Padres actores y músicos le mostraron una ruta que finalmente él decidió elegir. Stefano Meier Aguirre, hijo de Christian y Marisol, viene forjando su propio camino y ser ‘hijo de tal’ solo es un tema referencial. Hoy es el tierno Bernard que sufre por amor en la telenovela ‘Los otros Concha’, que se trasmite por América televisión, pero fuera de cámaras abre su interior y se muestra tal como es...
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Stefano, ¿Qué tal persona eres?
Me siento un buen tipo.
Un gesto que te caracteriza...
Saludo a todo el mundo desde que me despierto.
Eso dice mucho.
Ser bueno es fomentar amabilidad.
Se entiende...
De qué sirve ser amable en la calle si llegas a casa y eres un padre que maltrata a sus hijos o infiel a la esposa.
¿Hincha de la fidelidad?
Y no solo hablo desde el punto de vista de la relación de pareja, también en la amistad, el trabajo...
Hablaste de la lealtad.
Es lo más importante.
¿Crees más en la palabra que en una firma de contrato?
Eso es distinto. Tampoco voy por la vida confiando.
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Ya que entramos al tema laboral, ¿vas con ventaja a los castings?
He hecho miles de pruebas como cualquier actor, en el extranjero también.
¿Ahí no dijeron que eres el hijo de Christian Meier?
Para nada. Afuera se manejan presupuestos muy altos y no van a apostar por alguien solo por el hecho de llevar un apellido.
Debe ser una decepción presentarte y que no te acepten...
Un actor debe entender que si te echaron no fue por ser malo, sino porque hay mil cosas que ellos (productores) buscaban y no las encontraron en uno.
¿Un ejemplo?
El año pasado hice una película, me presenté al casting y no me llamaban. A las tres semanas me avisaron que me querían, pero para otro personaje dentro de la misma cinta.
Una actriz me dijo: ‘La verdadera chamba del actor es hacer castings’...
Es el trabajo no pagado. Entregas un tiempo de preparación que nadie te va a devolver, ni escuchas siquiera un gracias.
¿Provocas tumultos con las fans?
Siempre me tratan con respeto y les devuelvo lo mismo. Aunque una vez me sucedió algo especial...
Cuéntanos...
Venía de entrenar, porque practico artes marciales, y unos amigos me dicen para comer un pollo.
Sigue...
Estaba lleno de sudor, pero con hambre. Fuimos al local y justo unas chicas de colegio pasaron por ahí.
¿Se te acercaron?
Todas y así con el polo mojado y sudado, me tomé foto con ellas.
Si practicas ese deporte debes ‘mechar’ bien...
Soy tranquilo, nunca está de más saber defenderse.
¿Siempre fuiste así?
De chibolo era ‘fosforito’.
¿Eran más las broncas que ganabas o que perdías?
Me gustaría pensar que sí, me ha tocado de todo.
¿Y con las chicas eras ‘ganador’?
Ando solo, no estoy triunfando, ja, ja, ja.
¿Romántico?
Puedo serlo. Cuando realmente me gusta alguien, romantizo.
¿Ejemplo?
Una vez fui a la playa a las cinco de la mañana, en invierno, y me metí al mar por una chica que me gustaba mucho.
¿Te han engañado?
Creo que sí.
Expón tu teoría...
Antes de terminar con una chica, un muchacho paraba en nuestro grupo. Acabamos y ella empezó con él.
Hablaste de deporte, ¿juegas fútbol?
Pichangueo, pero hace un año que no toco una pelota.
¿Tu puesto en el campo?
Volante derecho.
¿Característica de tu juego?
Rápido.
¿Hincha de...?
En Perú, de Universitario, y en Europa, de Chelsea.
¿Crema por orden de tu papá?
Por tradición. La familia de él y de mi mamá son hinchas de la ‘U’.
¿De dónde viene tu admiración por el equipo inglés?
Yo vi cuando estaban Lampard, David Luiz, el arquero Courtois. Un equipazo.
¿Alguno de tus amigos se ha presentado a una muchacha diciendo que es tu ‘causa’?
No creo, de repente a mis espaldas, ja, ja. Tengo buenos amigos.
¿Cuándo harás de malo?
Estar en ‘Los otros Concha’ es un privilegio, creo que mis personajes se pasan de buenos.
¿Un vicio que debes sacarte?
Soy adicto al dulce.
¿Revientas la billetera comprando ropa?
Solo lo justo.
Un gran abrazo...
Gracias a ustedes.
Creo que la búsqueda de Stefano Meier no va por ser el mejor, para él lo más importante es siempre ser feliz. Y por eso se ha instalado donde se siente mejor. Como afirmó el gran filósofo Séneca: “Si uno no sabe a qué puerto navega, ningún tipo de viento le es favorable”.
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