Rebeca Escribens se convirtió en madre, por primera vez, a los 17 años y aunque muchos imaginen que sintió temor, esto no fue así porque contó siempre con el apoyo de sus padres, del papá de su hijo y de los abuelos paternos. Sin embargo, cuando nació su hijo Tiago sí se asustó porque en ese momento ya no tenía a su madre y fue en ese momento que recién pudo llorarla y vivir su luto.
Rebeca, tener un hijo a los 17 años fue difícil, ¿sentiste temor?
Ser mamá a los 17 años es lo mejor que me ha pasado en la vida. Si volviera a nacer haría exactamente lo mismo. Siento que soy una mujer corajuda, valiente, que no le tiene miedo a nada. Y si miro hacia atrás, pues sí, trato de buscar el miedo y no lo encuentro, porque siempre estuve al lado del padre de mi hijo desde el día uno y porque tuve los mejores padres del mundo que me apoyaron. Sobre todo también tuve a sus padres, a los abuelos de mi hijo que fueron personas extraordinarias, que ocupan un lugar en mi vida muy importante.
Luego de muchos años fuiste mamá nuevamente y te agarró con experiencia, ¿fue más fácil?
Aquí si tuve miedo, porque cuando nació Tiago se habían cumplido nueve años de la muerte de mi mamá y cuando él vino al mundo yo la buscaba, decía ¿ahora quién me va a ayudar? Es ahí cuando recién la lloré, después de nueve años de su partida hice duelo y caí en una depresión profunda. Me daba pena, y miro hacia atrás y me da penita, porque todos esos miedos y temores y angustias se la pasa una al bebé cuando da de lactar. La llegada de Tiago ha sido revolucionaria en mi vida, en la vida de todos. Y sí, son dos etapas muy marcadas, pero felices.
¿Qué le dirías a tu mamá?
Para mí ella sigue viva al igual que mi padre. Le diría que me disculpe por los malos ratos y luego agradecerle profundamente por su apoyo, su amor incondicional, dedicación, por el tiempo que me dio, por ese amor a Diego, que me conmueve y me emociona en este momento y quiere hacerme llorar, pero no voy a llorar. Y todos los días de mi vida, desde que entendí que mi madre, antes de ser madre fue mujer, le doy gracias, gracias, gracias, tres veces. Cada vez que veo su foto la recuerdo. ¡Gracias mamá!