Para que una pareja avance en la misma dirección, no importa si piensan igual, interesa que crean en lo mismo. Que más allá de los intereses personales, debe primar la construcción del hogar que están formando. Ximena Díaz y Pancho Cavero son tan diferentes y eso ha fortalecido la relación. Con más de seis años juntos y dos hijos, se adaptaron muy bien en el amor.
A un lado, el veterinario más famoso del Perú escucha, sonríe, aporta y ahora es su momento.
Pancho, ¿te gusta verla en la telenovela?
Ahora disfruto sus personajes.
¿Antes?
Sabía que iba a darse besos. Al comienzo me ponía celoso, regresaba de grabar y me encontraba molesto.
¿Y hoy?
Todo cambió, confío. Alguna vez me ha dicho ‘quiero ir a Argentina a ver teatro’ y yo me voy al norte a correr olas.
¿Tienes sueño profundo?
Me puedo quedar dormido en medio de la ‘Trinchera Norte’ y no me despierto.
¿Una manía?
A las cinco de la mañana me despierto y desde mi ventana me fascina ver el mar.
¿Cómo reaccionas cuando hay una bronca entre ustedes?
Aprendí que debo quedarme ‘mutis’ y así pasar un par de días, hasta que nos abrazamos.
¿Tomas la iniciativa?
Sí y por eso es que reclamo por qué soy yo quien siempre da el primer paso.
¿Cómo envías mensajes de reconciliación?
Pongo una historia en mi celular.
¿A qué te adaptaste a su lado?
Antes no me hacía cargo de las compras semanales y ahora sí.
¿Algo que ya entendió de ti?
Cuando el mar está buenazo, me dice: ‘Anda, lo necesitas’.
¿Bailarín?
Soy malo, pero hago el esfuerzo, pongo todo de mi parte.
¿Te agrada su fama?
Sí y me entusiasmo más que ella.
¿Y eso?
Soy ‘figureti’.
¿Un detalle?
Le regalé un anillo de compromiso, pero se lo di en complicidad con mi hijo.
Me contó que la acompañaste a la clínica en un momento difícil y se emocionó.
Es una mujer fuerte y me encanta lograr quebrar eso y cómo se conmueve.
Que todo siga de esa manera...
Muchas gracias y un saludo a Trome, que es mi casa. Tengo mi columna ahí.
XIMENA DÍAZ COMPARTE SU HISTORIA DE AMOR
Ambos parecen ser el complemento que andaban buscando. Con ellos funciona esa famosa frase del poeta Charles Baudelaire: ‘El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice’.
Esta historia se va construyendo entre el repaso de un guion y el sonido de una ola. Ella es Ximena Díaz, por estos tiempos Natalia, la antagonista en la telenovela ‘Papá en apuros’, que se transmite por Latina. Él es Pancho Cavero, famoso veterinario, amigo de los animales y amante del surf. Ambos van por la vida observando con respeto y admiración la actividad de cada uno, y cuando se animan por realizar algo como equipo es para la crianza y cuidado de sus hijos, administración de la casa o una entrevista para Trome.
Ximena, ¿celebras fechas?
En estos más de seis años que estamos juntos, no soy de andar diciendo tal o cual día nos conocimos. Él es igual y por eso nos va bien.
Otra mujer se incomodaría...
Si no confías, no tiene sentido estar con alguien.
¿Celosos el uno con el otro?
Los celos son naturales como la alegría y la tristeza.
¿El amor es soportarse?
Es una palabra muy fuerte, creo que es adaptarse.
Entonces, ¿a qué se han acoplado?
Yo necesito silencio para dormir y a él le encanta ver televisión en la cama.
¿Cuál fue la solución?
Se va a otro cuarto y cuando se acaba lo que estaba viendo, viene a descansar.
¿Ronca?
Sí, pero no siempre.
¿Abrazaditos en la intimidad?
Cada uno en su esquina.
Después de una pelea, ¿cómo es el proceso de la reconciliación?
Me envía un corazón a mi ‘wasap’.
¿Dura para esos temas?
Soy orgullosa, puedo estar un mes sin conversar.
¿Y cómo está en el baile?
No es tan malo.
¿Tú eres de fiestas?
Soy poco sociable, no tomo.
¿Quién se preocupa más de la moda?
Yo gasto más. Hemos ido unas tres veces a comprar ropa para él.
¿Lo corriges?
A veces le digo: ‘Pancho, ese polo está roto’.
¿Y eso lo cambiarías?
Nunca me han atrapado los metrosexuales. Me encanta que sea una especie del ‘Hombre de Neandertal’.
¿Un acto amoroso?
Es detallista, pero el día que me iba a realizar unas pruebas delicadas de salud, apareció en la clínica y en los exámenes estuvo tomado de mi mano (sus ojos se ponen brillosos y le tiembla la voz).
¿Buen ‘cuqui’?
Prepara los platos muy ricos, pero deja la cocina hecha una porquería, ja, ja.
Un gusto.
A ustedes por la entrevista.