Fernando Armas a sus 57 años se siente como un hombre de 40, renovado, actualizado y reseteado, con muchas ganas de hacer reír al público, que durante más de tres décadas lo ha acompañado con su aplauso. Sin embargo, el imitador, pese a ese derroche de energía, es realista y con la chispa de siempre, acepta que antes tenía en el cajón la sal de Andrews para la resaca y hoy las pastillas para el dolor, la presión y el sueño.
Fernando, vuelves a ‘La Estación’ de Barranco, después de mucho tiempo...
Sí, vuelvo a La Estación de Barranco después de mucho tiempo con ‘Humor a la mesa’ y voy a interactuar con el público. La ‘impro’ que manejo hace que el show salga muy familiar. El público puede pedir sus personajes como Laura, ‘Choledo’ y espero que vayan, porque con mis 33 años de carrera quienes me siguen ya pintan canas. Los chicos me conocen, pero ellos manejan muchas redes sociales y están en otra onda, consumen otro tipo de humor.
¿Cuántos años tienes Fernando?
Tengo 57 años, pero me considero una persona de 40. Yo no me levanto con mis 57 años, me despierto con una buena energía. Claro que tengo que ser realista y aceptar mi condromalacia en las rodillas, controlar mi colesterol, saber que uno ya no tiene las mismas reacciones, que el metabolismo no es el mismo. Entonces, mi dieta consta de verdura, la fruta y su vitamina…
Antes nos juergueábamos tres días y hoy con las justas uno…
Antes tenías en tu cajón sal de Andrews para la resaca, ahora no, tienes la pastilla para la presión, el sueño, el dolor…
Es la ley de la vida…
Claro y eso también es parte de mi show, porque tenemos que reírnos de lo que ha pasado y de lo que nos pasa y cómo cambian los tiempos, en la música, en la forma de vestir, en la forma de comportarse, en todo.
Ahora todo se ha abreviado…
Todo. Escriben ‘vao’ por vamos, xx por beso. Son jeroglíficos, no se entiende. El ‘te quiero mucho’ es TQM que puede significar , ‘Tú que m... quieres’ ja, ja, ja
O te mandan un emoticon con lentes que no sabes si te están troleando o están de boleto…
¡Claro! Hasta la palabra ‘troleando’ que ahora es como burlarse, anteriormente era una grosería. Han cambiado totalmente la forma de expresarnos y hay que reírnos nomás. Son etapas que ahora les toca vivir a los chicos.
Las generaciones de hoy consumen muchas redes, shows como ‘Hablando huevadas’, etc…
Y yo tengo que consumirlos también para entender cómo es la forma en que ellos captan el humor. Pero no me toca a mí entrar a ese estilo, porque yo mantengo un estilo que tiene un público y estoy seguro que a mi público, que es gente que tiene otra tipo de aprendizaje, no me va a permitir decir algo que para la generación de ahora es natural.
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