Dice Alcy Clyde Nivin Pacheco -para todos: ‘El Chino Risas’- que mientras cruzaba el Atlántico rumbo a Europa solo pensaba en la casa que les construiría a sus viejitos. Entonces ya era el cómico ambulante más popular de Chabuca Granda. El más visto en YouTube. Un referente del humor que se había hecho solo, desde abajo, con su talento.
Su infancia en Carabayllo, distrito donde aún vive, estuvo marcada por la pobreza. Eran 10 hermanos. Dormían en un camarote: cinco arriba, cinco abajo. Un suelo de arena firme. Cercado por esteras. Esteras que cubrían con periódico para que el frío no pasara. Pero el frío y la lluvia siempre se colaban. Y atrás había un patio inmenso en donde los muchachos jugaban al fútbol. Había alegria entre la pobreza, rememora el comediante.
En todo eso pensaba el ‘Chino Risas’. En esa casa de esteras, en esa pobreza extrema, en esos partidos de fútbol. En el papá que no tenía un trabajo estable, en la mamá que hacía magia para alimentar a los 10 con poco.
“Mi meta siempre ha sido levantar la casa a los viejos, esa era mi meta. Viajaba pensando en eso”, dice en esta entrevista para Trome. ¿Y pudo lograrlo? Esta es su historia:
‘Chino’, ¿vienes de una familia circense?
Mi abuelo tenía un circo que se llamaba ‘Unión’ y mi viejita ahí cantaba folclore. Yo tenía 12 años.
Tu destino era inevitablemente el humor, el arte…
Se puede decir que sí. Mi viejo ha sido futbolista. Mi viejo siempre ha querido que sea futbolista.
Pero no le diste el gusto.
Apareció el circo.
¿Aceptó que seas parte de un circo o se rehusó?
No aceptó.
¿Qué te dijo?
Lo primero fue: ¿dónde vas a dormir? Porque no era un circo grande, era un circo de barrio
¿De esos que se levantan en un pampón?
Claro, claro. Circo donde tienes que salir a buscar agua. A veces te pones en un sitio donde todo es polvo y el circo se planta ahí. Los camerinos son chiquitos. Duermes en el suelo. No tienes dónde bañarte.
¿Has vivido todo eso?
Sí. Yo empecé en el circo trayendo agua.
¿Cuántos años tenías?
14 años. Llegué al circo sin tener nada. Empecé a cargar agua. Tienes que ir con tu balde a ver quién te regala agua. La gente te cierra la puerta, te dice que no hay, te ve como choro, como piraña
¿Cuánto ganabas?
2 o 3 soles.
¿Qué hacías con esa plata?
Lo juntaba.
¿Eres una persona que ahorra su dinero?
Sí. La misma vivencia me ha enseñado. Somos 10 hermanos, mi familia no ha sido de clase media, a veces había, a veces no.
¿Qué tan pobres?
Humilde, humilde. Nunca nos faltó para comer porque mi viejita ha sido luchadora hasta ahora. Pero mi viejo no tenía trabajo seguro, era pintor. Mi viejita era ama de casa. Nosotros vivíamos en casa de esteras. En invierno hacíamos engrudo y pegábamos papel periódico para que el frío no entre.
¿De qué zona?
En la avenida Merino Reyna con jirón Lima (Carabayllo). Arriba. Casi llegando a las faldas de la invasión.
¿Los 10 hermanos vivían en un solo ambiente?
Había una cama de dos pisos y ahí nos metíamos como ratitas. Yo tengo recuerdo del piso de la casa, no era piso, era tierra durita, porque mi viejo lo chancaba bien. Hemos estado así tiempo.
Era una situación difícil, ¿pero había alegría?
No vivíamos bien, pero todo era alegría porque éramos 10 y había un patio atrás y jugábamos futbol casi todo el día.
LA VIDA EN EL CIRCO
A los 14 años ya pertenecías a un circo, ¿viajabas mucho?
Por toda Lima.
¿Cuál es la situación más difícil de esa etapa?
El frío. A veces iba mal el circo. Teníamos que salir todos a la puerta del circo a hacer bulto para que la gente vea que hay ambiente, para que la gente se acerque. A veces el circo se ponía en lugares donde no pasaba ni el perro. No había gente, entraba uno, dos personas, trabajábamos para esas dos personas, esa plata era para cocinar algo. Había ocasiones donde no había función, ¿qué hacíamos? No comíamos.
¿Cuando vienes de abajo el éxito tiene un sabor distinto?
Yo vengo de abajo, de la nada, me he hecho poco a poco, he guerreado, he escalado peldaño por peldaño, eso me ha enseñado a pensar bastante, a ahorrar para apoyar a mis hijos. Tengo 5 hijos.
¿Qué compraste con tu primer sueldo?
Lo primero, a mi viejita, sus electrodomésticos porque mi viejita sufría. Comencé a comprarle sus cositas. Lo que hay en la casa. Eso fue lo primero que compré, porque esas cosas me hacían sentir bien. Antiguamente conseguir una licuadora era ahorrar.
¿Del circo cómo saltas a la calle?
Fue bonita esa transición.
¿El circo fue tu escuela?
Sí. Yo miraba a los payasos detrás de las tablas. Aprendí todo de memoria. Me hice payaso e hice mi estilo de trabajo. En ese tiempo iban los cómicos, los ‘Reyes de la risa’, ‘Mondongo’, Dani Rosales, ‘Pepita’, ‘El cholo Cirilo’, ‘El poeta de la calle’, ellos me decían por qué no salía a la calle. Yo tenía miedo de salir.
¿Por qué?
Porque no conocía nada de la calle. Nada, nada. Un día se me acerca el ‘Poeta de la calle’ y ‘Cirilo’ y me dicen ‘hay un casting en la tele’, para canal 9. El programa duró 6 meses. Me hice amigo de los cómicos y me decían sal a la calle, te espero en el parque Universitaria y yo bajé. Yo comencé a trabajar en Gamarra.
¿En qué año?
98 o 99, por ahí. En esos años.
¿Cuál crees que es tu gancho con la gente?
Creo que bastante me sirvió ser payaso, porque el cómico tiene una manera de trabajar y el payaso tiene otra manera.
¿Qué diferencia?
Los movimientos, los gestos.
El Centro de Lima era el corazón a donde llegaban todos los cómicos…
Claro, ahí estaba la mata.
¿Para trabajar en la calle hay que ser pendejo?
Sí, he tenido oportunidades desagradables. Anécdotas tristes.
¿Qué te ha pasado?
Yo no sabía armar el ruedo, juntar al público. Es difícil. Otra cosa es cobrar. Porque la gente se va. Si nos sabes cómo retenerlos te quedas solo y tu trabajo es en vano. He llorado en la calle por no saber.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO
¿Qué tan difícil es pedir que la gente te colabore?
No es fácil. Tiene que haber un gancho, hay un truco.
¿Cuál es el truco?
Es fácil. Todo es psicología, porque en la calle hay psicología. Sin querer aplicamos la psicología. Por ejemplo, te cuento un chiste, te diviertes, ya tengo al público, y cuando a la gente está riendo ahí es.
¿En el momento más alto?
Claro, ahí es. Le dices: ‘Te voy a contar otro chiste, este es mejor que el anterior’ y la gente quiere que termines el chiste. Entonces ahí haces un pare y antes de que termines el chiste le dices que si puedes recibir un cariño. Empiezas el floro. Del primero que te da, de ese debes agarrarte, ahí también hay psicología.
¿Te han correteado los serenazgos?
Corretear no, pero sí han llegado y han pateado las cosas, pero nunca ha habido pelea.
¿En tus tiempos llegar a Chabuca era el logro máximo de un cómico ambulante?
En mis tiempos era llegar a la Plaza San Martín, ahí estaba la mata de los cómicos.
UN VIAJE AL OTRO CONTINENTE
El humor también te ha llevado a Europa, ¿no?
Sí, fue locazo.
¿Por qué?
Nunca había subido a un avión.
¿A qué edad subiste a un avión por primera vez?
La primera vez que fui a Europa. Yo siempre he tenido miedo a volar en avión, hasta ahora. Pero fue una experiencia bonita.
¿Qué pasaba por tu cabeza mientras viajabas?
Yo siempre he pensado en la familia. Siempre he pensado que, si yo tengo, debo compartir con la familia. Siempre pensaba en la casa de los viejitos. Mi meta siempre ha sido levantar la casa a los viejos, esa era mi meta. Viajaba pensando en eso. Ni siquiera repasaba lo que iba a hacer.
¿Te la creías cuando viajabas a Europa?
No me la creía, no sabía con qué público me iba a enfrentar. Me encontré con gente maravillosa.
¿Cuántos países visitaste?
Austria, que ni en mi sueño pensé. Bélgica, España, Francia, Italia. Casi todo Europa. Qué loco.
¿Toda esa gente te conoció por YouTube?
Sí.
¿YouTube ha sido la gran ventana del ‘Chino Risas’?
Sí, YouTube. Yo estoy muy agradecido a las redes porque ahí me hice conocido.
Y saltaste a YouTube sin mucho entusiasmo, ¿no?
Sin saber. Yo vendía mis discos. En esos tiempos nos grabábamos y se vendían los discos. El amigo que grababa los discos, él tenía su puesto en ‘El Hueco’. No me pagaba, me daba 100 discos y eso lo vendía a 5 soles. La gente se peleaba por los discos. Y una vez una persona me dice que me ha visto por YouTube, no por los discos.
¿Y qué pasó?
Vino dos o tres veces a avisarme. Luego vino hasta mi casa. Me decía cuánto se gana, y lo hicimos. Y en seis meses llegamos a los 100 mil sunoscriptores.
¿Eres de los primeros cómicos que salta YouTube?
Sí.
¿Has vuelto a ver el primer video que subiste?
Sí, lo he vuelto a ver, con nostalgia. Incluso lo tengo en mi casa. Tengo tres discos, como colección. Me trae nostalgia.
¿Qué recuerdos te trae ese video?
Yo me miro en ese video y veo un ‘Chino’ que quería ser algo, que estaba haciendo algo y que poco a poco estoy tratando de lograr.
¿No lo has logrado todavía?
Todavía no.
¿Cuál es tu sueño, tu meta?
Tener lo suficiente para que mis hijas tengan buena educación y que sean lo que ellos desean.
¿'El jirón del humor’ ha dado los resultados que esperabas?
Los resultados, no. Pero creo que es mejor porque siempre he tenido eso de ir peldaño en peldaño, poco a poco. Este formato no es como había antes, que podrían sobrepasarse más los límites. Llegar a eso, no podemos. Pero lo he tomado como un reto.
¿Todo el sacrificio valió la pena?
Sí, sí valió la pena porque he logrado levantarle la casa a mi viejita. El sueño que he tenido con el trabajo de la calle. He logrado ahorrar, construir, y que ya no le caía el agua de lluvia, el frío, esas cosas. Estoy feliz.