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El tío ‘Ronco’ se rencuentra con Koky Salgado: El boom de las radionovelas, la innovación en la radio, su entrañable amistad y más | ENTREVISTA

Estos queridos y talentosos personajes de la radio revelaron cómo nació la idea de las radionovelas y hablaron sobre la buena química que se formó entre ellos y que los llevó a consagrarse como los locutores más escuchado en su tiempo.
TROME | Estos queridos personajes marcaron un cambio en la radio peruana. Fotos: Violeta Ayasta / Trome.

La amistad, el respeto y la admiración está presente en una dupla que marcó un estilo diferente de hacer radio en la década de los 70. Estamos hablando de (78), el tío Ronco, y Ernesto Salgado Salazar (67), más conocido como Koky Salgado.

Y es que ellos fueron un boom gracias a ‘El show del tío Ronco’, programa de entretenimiento radial que daba noticias, radionovelas, música y más. Tanta fue su buena acogida que las personas hasta ahora los recuerdan con mucho cariño y no dudan en pedirles una foto cuando los ven pasar y agradecerles por haberlas hecho reír a carcajadas gracias a su talento y naturalidad para la comicidad. Los encontramos paseando por su antiguo barrio de Barranco y hablamos con ellos.

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EL BOOM DE LA RADIONOVELAS

¿Cómo nace la idea de hacer radionovelas?

Tío Ronco: Hace años me llamó una oyente y me dijo Ronquito qué pena que ya no pasen radionovelas. Ella lo decía porque antes las pasaban en radio La Crónica, Central y Victoria. Yo le propuse a Koky (Salgado) hacer radionovelas, pero él me dijo: ¿y el libreto, el guion...? Yo le dije: lo que se nos ocurra, nosotros mismos somos y así salió. La trama y el argumento lo creábamos en el momento, en el transcurso del programa. Por supuesto, la estrella era Koky y yo era el narrador, pero todos participaban en el argumento.

Koky: La producción y los libretos de la radionovela estaban a cargo del tío (Ronco). Él era el narrador...yo fui el galán. Como era radio mi tío me pintaba como un hombre de metro ochenta, ojos verdes, guapo, simpaticón, cuerpón... (risas). Los oyentes participaban en las radionovelas y toda la gente que acompañaba al tío. Él narraba y metía sus personajes, hacía sus chistes y yo le seguía la corriente. Esto marcó y se convirtió en un clásico en Radiomar AM 760. El programa se llamaba ‘El show del tío Ronco’.

¿Hasta efectos sonoros le pusieron?

Tío Ronco: Claro, para hacerlo más real. Koky pedía silencio unos segundos para cuadrar los discos de efectos, en sí no eran efectos (risas), eras extractos de canciones de música clásica, por ejemplo, de Beethoven. Siempre nos preguntamos cómo nos resultó porque hasta ahora me hablan de las radionovelas.

La producción y los libretos de la radionovela estaban a cargo del tío Ronco. Él era el narrador y Koky era el galán. Foto: Violeta Ayasta / Trome.

No están en internet sus radionovelas…

Koky: Casi no hay, pero he visto que en TikTok están sacando partecitas de varios programas, eso es porque los oyentes de esa época grababan en sus casetes y ahora los están lanzando. Considera que el programa del tío Ronco se dio a inicios de la década de los 70, no había tanta la facilidad de grabar.

¿Han pensado en volver a hacer juntos un programa o las radionovelas?

Koky: Te diré que el estilo de comicidad ha cambiado bastante, en mi opinión, creo que marcamos una pauta y un estilo muy bonito que se debe conservar así, porque a veces las segundas partes o las reactualizaciones no son buenas. Entonces yo creo que hay que dejarlo ahí nomás.

Tendrían que adaptarse a la nueva época...

Koky: Exacto, también hay que usar nuevos términos, hay que hacer los chistes de acuerdo a lo que se permite en estos tiempos. Ahora no puedes ‘tocar’ a la mujer, por ejemplo, con el tío Ronco poníamos las canciones: ‘la mujer tiene mala consciencia...’ eso no se puede hacer hoy en día. También había una canción tropical que se llamaba ‘la gorda’: ‘todos tienen una novia gorda…’, pero ahora no puedes poner eso porque la mujer se ofende.

Tío Ronco: Lo que hemos hecho antes mejor ni repetirlo, porque era otra época

Y ahora con las redes sociales es peor...

Koky: Sí, (las personas) se te vienen encima. Ha cambiado la música, los argumentos, los chistes y hay que adaptarnos a eso. Una radionovela en estos tiempos tiene que tener guion para no chocar y herir susceptibilidades. Hoy en día, los improvisadores en las radios tienen muchos problemas, meten un mal chiste y la gente los destruyen con las críticas.

La química entre ustedes es sorprendente.

Koky: Eso es porque el tío Ronco no solo era mi compañero de trabajo, era mi ídolo. Antes que llegara a Radiomar yo lo escuchaba y me mataba de risa con todo lo que decía, y cuando llego a trabajar con él yo soltaba mis carcajadas al aire, hasta la gente decía: ‘oye Ronco quien es ese que se ríe a tu costado’. Mi risa daba risa. Ahí el tío empezó a tenerme cariño y me invitaba a participar como coanimador, primero dando la hora y luego formamos el dúo Batman y Robin, el dúo dinámico; éramos como Abbott y Costello (dúo de comedia estadounidense popular en 1940), el inspector ardilla y moroco topo. Éramos una dupla que funcionó y que hasta ahora es imitada porque en muchas radios está el locutor y su operador.

El Tío Ronco, Román Gámez.

LA ÉPOCA DEL SANCOCHADO

¿Qué era el ‘sancochado’?

Koky: El programa era ‘El show del tío Ronco’, iba desde las 6 de la mañana hasta la 1 de la tarde y tenía segmentos. De 6 a 9 era el ‘sancochado’ porque era un sancochado de noticias dichas a nuestro estilo, con chistes, horóscopo... de todo un poco. Después de este segmento iban las radionovelas.

Tío Ronco, hasta César Hildebrandt le pidió un favor.

Recuerdo que empezábamos con: ‘RADIOMAR PRESENTA: EL SANCOCHADO, EL PROGRAMA QUE HACE NOTICIAS’. Entonces César Hildebrandt me llama y me dice oye Román está bonito (el eslogan), a ver si lo puedo usar. Y él hizo su programa, en el canal 4 creo, fue ‘En Persona, el programa que hace noticias’. La verdad es que hemos creado un montón de cosas sin el interés de decir esto es mío y no te lo doy.

UNA MANERA DISTINTA DE HACER RADIO

Ustedes aprendieron en el camino.

Koky: En nuestro tiempo no había la carrera de Ciencias de la Comunicación, con los años y la importancia de los medios de comunicación han creado esta profesión. Nosotros nos formamos en la cancha. Lo que yo siempre digo es que para el tío y para mí nuestra universidad ha sido la calle y nuestros mejores libros los oyentes.

Tío Ronco: He sido líder de opinión y no he sido periodista. Un día le dije a don Humberto Martínez Morosini: ahora estoy tratando con el presidente, congresistas, diputados, futbolistas, famosos... quisiera hablar mejor. Me respondió: Romancito qué has pensado. Le dije estudiar Ciencias de la Comunicación o en la academia de locutores de ese tiempo, Sistemas Perú. Me dijo: mira Romancito, el día que tú hables bien y bonito ya no serás el Ronco y se fue. Con eso entendí todo.

Algunos no veían con buenos ojos lo que hacían, hubo críticas.

Tío Ronco: Sí, sobre todo al principio, cuando estuve en radio Excélsior. Me hicieron hasta llorar, tengo que citarlos, ya no tengo miedo a nada. La Asociación de Locutores del Perú lanzó un aviso a la opinión pública diciendo que en radio Excelsior había un pseudolocutor que usaba la jerga, que tenía voz de un señor ebrio y borracho, que trataba al público con conchudez tremenda porque a los oyentes los trataba de comadre, compadre, sobrinos. Yo tuteaba al oyente y, en ese tiempo, se pensaba que eso estaba mal.

Formaron el dúo Batman y Robin, el dúo dinámico; eran como Abbott y Costello (dúo de comedia estadounidense popular en 1940) o el inspector ardilla y moroco topo. Foto: Internet.

Tío Ronco, usted era un locutor diferente.

Llegué en la época en la que un locutor iba bien enternado, bien vestido, trabajaba con guantes, no había bulla en la cabina porque decían que para eso usaban los audífonos. Luego de salir de radio Excélsior por algunos desacuerdos me propusieron trabajar en Radiomar, fue el papá de Koky (Wilmer Salgado Bedoya). Eso fue en 1969 y debuté en 1970. El señor Salgado juntó gente que seguía su idea, que estaba dispuesta a romper el protocolo de animación, no de locución, sino de animación. Me llamaron y me dijeron: señor Gámez somos de Radiomar. Hablé con ellos y acepté su propuesta porque solo quería estar en algo que me gustara. Debuté y mi programa fue un boom, iba de 5 de la mañana a 1 de la tarde. Cuando la radio logra gran sintonía, llega Koky, del mismo tamaño que está ahora (risas).

Además, trataba a los artistas como si fueran sus amigos.

Claro, hablaba con ellos como si fueran mis patas, con mucha sencillez, pero no porque me considerara más que ellos, sino porque también era un ser humano, yo estaba en la animación y ellos en el canto.

Koky llegó bien jovencito a la radio y justo al lado del tío Ronco.

Sí, fue en noviembre de 1973. Imagínate el honor y privilegio de ser el operador del locutor más escuchado en el Perú en ese momento, yo solo tenía 13 años. Si bien es cierto, Radiomar y el tío Ronco hacen un punto de quiebre en la radiotelefonía peruana porque las radios hasta ese tiempo eran acartonadas, trataban al oyente como señor, señora. En cambio, el tío Ronco marcó un estilo, se acercó más a la gente. ‘Compadrito’, ‘vecina’, ‘ya está listo el almuerzo’, ese tipo de locución no se entendía en ese tiempo, se tomaba como falta de respeto al público, pero él no lo hacía así, era como hablaba el pueblo. El tío con su originalidad marcó una sintonía total.

Ganó mucha experiencia.

Por supuesto, te imaginas la cantidad de artistas que conocí y la música que he escuchado gracias a tío Ronco. Gracias a él aprendí a escuchar boleros, música criolla, las baladas de la década del 70. Toda esa experiencia rica lo iba aprendiendo con él, todo eso me ha servido hoy en día. A eso se suma que he sido un privilegiado por haber pasado por todas las etapas tecnológicas y los cambios en la radio. Yo considero que hasta ahora nadie supera al tío Ronco, él era el número uno a nivel familiar, lo escuchaba desde el más chiquito hasta el más grande de la casa. Yo tengo todo el estilo del tío Ronco, un programa de variedad, de entretenimiento cómico, con mucho respeto y cariño al oyente. Me va bien gracias a Dios con ‘La hora del Lonchecito’.

El popular locutor de 'La hora del lonchecito'. Fotos: Facebook Koky Salgado.

La gente los recuerda con cariño.

Tío Ronco: Sí, pero a veces me dan por muerto (risas). Me dicen: señor usted es igualito al tío Ronco, le digo sí. Y luego dicen pobrecito, cómo murió con la diabetes. Hasta en el Facebook me dan por muerto ja, ja, ja.

Koky: A mí me ayuda mucho la plataforma digital, aparte de la radio tengo bastante exposición en las redes sociales, como Facebook, Instagram y TikTok. Por la misma radio que me promociona.

EL NUEVO ESTILO DE HACER HUMOR

La radio ha cambiado en estos tiempos.

Tío Ronco: Ahora muchos dicen cualquier cosa. Hay gente que quiere hacerse la graciosa. Nosotros, modestia aparte, éramos graciosos, no fingíamos serlo. Hacíamos las gracias con gusto. Por ejemplo, los chicos del Jirón del Humor, la mayoría son hijos de cómicos anteriores. Estos chicos se quieren hacer los graciosos, hablé con algunos de ellos y les dije ustedes no tienen que hacerse los graciosos. Pensaron que haciéndose los graciosos iban a hacer reír a la gente y ahí está el resultado (cancelaron el programa). Por supuesto, yo no voy a decir bien hecho, no me hicieron caso. Si te están pidiendo un consejo o una orientación, tienes que decirles la verdad.

¿Cómo ven a los locutores actuales?

Tío Ronco: Ahora la mayoría son de escuela, vienen de prepararse en Ciencias de la Comunicación, pero en verdad no saben utilizar la improvisación. La improvisación nosotros lo hemos tomado de maestros de antes. Mi maestro fue Augusto Ferrando.

Koky: Antes con el tío Ronco hacíamos radio, ahora hacen ruido. Cosa irónica, antes en la época del tío Ronco no existía Ciencias de la Comunicación. Pero qué programas radiales había, qué locutores, qué voces, qué espectaculares programas. Hoy en día habiendo una carrera, los programas están venidos a menos, locutores que hablan lisuras, se mandan, pero con todo. No me parece. Teniendo nosotros unos de los idiomas más hermosos, más llenos de palabras, cómo es posible que se tengan que decir lisuras u ofensas. Pero bueno, seguimos nosotros en esa línea de locutores de antaño, de defender el tipo de programa ameno, entretenido y familiar y sobre todo hablando con sinceridad y honestidad como lo hacía el tío Ronco.

El tío Ronco cuenta que su maestro fue Augusto Ferrando. Foto: Archivo / Difusión.

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