
En cuarentena, donde todos los días parecen iguales, ella corre, ordena la casa, prende el auto y parte rauda al canal. Mabel Huertas, periodista, ama de casa, analista política y encargada de describirnos la realidad, es el rostro televisivo que vemos todas las mañanas y nos da esa información para empezar a trabajar. Más allá de lo que nos toca vivir, tiene una opinión de su propia profesión.
Estamos para joder y no para ser ‘amiguis’ de nadie.
Jamás.
Sí, no tenemos amigos, sino fuentes.
Yo vi la videollamada y creo que no debemos tomar una sola línea de la conversación.
Yo sí estaría dispuesta a sacrificar ciertas cosas por mi matrimonio.
En una relación siempre hay un costo–beneficio.
Hizo la interrogante que todos se hacen.
Es inteligente. Primero, muchos creen que debemos hacer preguntas elaboradas y no es verdad. Hay que transmitir las inquietudes de la gente.
En las redes se anda buscando a quién traer abajo.
Quedó mal porque se expuso, imagino que estaba ‘cruzada’.
El Estado debe defender la vida de todos, así sea una ‘rata asquerosa’.
Centro derecha. Liberal, no creo en la mano dura para imponer un cambio.
Algunas veces me llaman fujimorista, después ‘waripolera’, pero nunca ‘caviar’, ja, ja.
Ja, ja, en mi caso no.
Soy muy mandona y él desordenado, ahí tuvimos un roce.
Hablando, que yo pida las cosas con mayor cariño.
Me encargo del orden, limpieza y administración.
No me da la gana ni de tejer.
Soy feminista y eso significa que entiendo que el hombre y la mujer tengan las mismas oportunidades.
Lo físico.
Me aterran las enfermedades que llegan con la edad.
Perder mi coquetería, pero eso es imposible.
Bien puesta, regia,
Tengo pocos seguidores comparados a otros.
No me interesa.
Tomo las precauciones, ando con mi spray desinfectando lo que provoque riesgo, pero ¿sabes qué?
Pienso que tarde o temprano me voy a contagiar.
Hasta que no salga la vacuna estamos en riesgo constante.
Al principio sí y me salieron erupciones en la piel.
Hay una carga psicológica y emocional, pero poco a poco me he ido acostumbrando a esta vida.
El tarado, así lo definí, porque sentía que estaba en lo correcto y respondía mal.
A ustedes, la ‘Biblia’, así llamamos al Trome.
Todos siempre recurrimos al diario para saber lo que está pasando.
A ustedes y un saludo a los lectores. Cuídense mucho.
Cortamos la comunicación telefónica, confesó que debía continuar con la aspiradora y nos dejó con su sinceridad. Bien lo dijo el escritor Jerome Klapka: “Lo mejor es decir siempre la verdad, a no ser que seas un estupendo mentiroso”.
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