TENÍA TEMOR. Jefferson Farfán contó que luego de fracasar con su restaurante en Turquía su madre le habló del terreno en Lurín, pero al escuchar los números tuvo miedo, ya que acababa de perder dinero por su anterior negocio, no obstante, Doña Charo le aconsejó.
Además, contó que el terreno no era propiedad de ciudadanos peruanos y que dudó porque por esa zona pasó un huaico y no quería que eso se repita.
“Ese lugar pertenecía a dos o tres españoles, y lo compré con mucho dolor, porque recordaba que en algún momento un huaico pasó por esa área. Gracias a Dios, fue una decisión basada en la intuición de mi madre, una verdadera visionaria. Este proyecto ahora es una realidad, y me llena de felicidad, porque ya no pienso en mí, sino en mis hijos. Quiero dejarles un legado”, indicó.
El exfutbolista enfatizó que su vida puede ayudar a otras personas de bajos recursos a ver que los sueños son posibles.
“No quiero ser un ejemplo, pero creo que sí puedo ser un referente para muchos chicos que venimos de abajo y que queremos lograr nuestros sueños”, expresó.
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