se confesó con Cuto Guadalupe para ‘La Fe de Cuto’ y reveló pasajes desconocidos de su vida privada y artística. La criolla celebrará sus cincuenta años de vida artística y se preprara desde ya para ofrecer el mejor show a sus fanáticos.

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En entrevista con el exfutbolista, la cantante reveló que su verdadero nombre se lo puso su padre y es María Angélica Ayllón. Su familia se enteró de la noticia durante su bautizo y se generó tremendo problemón por la razón de la decisión de su progenitor.

“El día de mi bautizo hubo un tremendo lío porque cuando el padre menciona mi nombre, mi mamá dice, ‘¿cómo que María Angélica?’, ella no se llama así, se llama Eva. Mi abuelita empezó a darle sus resondradas con mano y todo, como hacemos en el Callao, hubo un pleito muy grande y resulta que quedé como Eva María Angélica Ayllón Urbina porque ya mucho problema cambiar el nombre, si ahora es difícil, antes era peor”, comentó la criolla.

LA RAZÓN DEL VERDADERO NOMBRE DE EVA AYLLÓN

La cantante confesó que ‘María Angélica’ era el nombre de una enamorada que tenía su padre en la cuadra 20 de José Gálvez, en Lince. Según aseguró, ella y su familia vivían a tan solo una cuadra. “Me puso el nombre de su enamorada. Yo me enteré a los 14 años, lo que sí recuerdo de chiquita fue que me asusté con el problema que hubo en la iglesia”, contó.

LA DURA NIÑEZ DE EVA AYLLÓN

La criolla también contó breves pasajes de su infancia en Lince, cuando vivía en la ‘Quinta San José', ubicada en la cuadra 19 de José Gálvez. Según comentó, lo que más recuerda es a su abuela con su batea donde lavaba la ropa, sus amigos, sus partidos de fútbol, sus juegos con las canicas y las clásicas ‘escondidas’.

Sin embargo, a pesar de sus gratos recuerdos, también acepta que su familia era muy pobre y no tenían baño en su departamento. “La quinta tiene tres pisos, nosotros vivíamos en el tercer piso sin baño. El primer y segundo piso tenía su caño y baño dentro, pero los del tercer piso teníamos que salir en la noche a los baños que estaban en los laterales de todo el recinto. Para lavar los platos también, en los caños que habían cerca de los baños y de las duchas. Yo iba a las seis de la mañana a bañarme para ir al colegio, las puertas eran como las cantinas mexicanas, se veía la cabeza y los pies, de vez en cuando conversábamos con las cucarachas”, contó Eva Ayllón.

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