Este jueves 29 de junio se estrena en todas las salas de nuestro país, la película peruana de Dorian Fernández Morris, rodada íntegramente en la ciudad de Pucallpa y que aborda el tema de la trata de personas y esclavitud sexual.

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La historia tiene en su reparto a Fernando Bacilio, el actor peruano más laureado internacionalmente, Mayella Lloclla, Oscar Carrillo, Gonzalo Molina, Silvia Maju y el debut de Luz Pinedo, joven seleccionada en un casting donde participaron 1,800 personas.

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Además de ello se contó con la participación de casi dos centenares de extras, la construcción de más de tres cuadras de bares y clubes para realizar largos planos secuencias que harán que el espectador tenga una experiencia singular mientras vea la película.

“Hacer ‘La Pampa’ ha significado uno de los retos mayores de todas mis películas. Tuvimos que construir todos los escenarios de la película desde cero ya que no pudimos trabajar en los espacios naturales porque era muy complejo ir hacia allá (Madre de Dios)”, reveló su director.

Es así que, en Pucallpa, donde se rodó toda la película, se tuvo que recrear un inmenso campamento de explotación ilegal con tres cuadras enteras de infinidad de bares y prostíbulos.

“Estamos hablando de 10,000 m2 de sets, un esfuerzo sin precedentes en general en el cine nacional y que sugirió tener 180 extras en escena, la construcción de tres cuadras de bares, escenarios para la prosti bares de la película, eso se construyó en una pista de motocross, del tamaño de un estadio”, agregó.

Con esta realización Fernández Moris y su equipo demostró estar a la altura de otras producciones internacionales: “Sin duda es una novedad poder hablar que el cine peruano también tiene esta capacidad de gestión y logística, de no temer a estos retos de hacer sets de esta dimensión que sólo se veía en el cine que se hace afuera”.

Otro de los recursos utilizados es el de los planos secuencias, al mismo estilo de realizadores como Alfonso Cuarón y Gonzalez Iñarritu. “Esto se complementa con el haber podido hacer largos planos secuencias que básicamente hace que la cámara por más seis o siete minutos filme sin parar, en medio del despliegue y coreografías de 180 extras que caminan alrededor”, dijo el director.

“Nos tomó ensayos interminables, claro que sí, pero ahora estamos felices por mostrar la historia de esa manera. Sin duda, le da una experiencia inmersiva al espectador y le permite sentir que lo está viviendo allí in situ, en persona, hace que la historia de la película más intensa aun”, agregó.

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