Por: Jhonny Valle
Eusebio ‘Chato’ Grados se abraza a la vida con las pocas fuerzas que le quedan, pero con la gran fe que le sobra. “Tengo ganas de vivir”, confiesa el autor del emblemático huaylas ‘El pío pío’, en su pequeño departamento en El Agustino, después que le detectaran insuficiencia renal y cáncer a la médula ósea.
Maestro, ¿usted le tiene miedo a la muerte?
No. Nunca le tuve miedo a la muerte. Siempre estuve al filo de la muerte, desde mi infancia.
El legado que deja a los peruanos es inmenso...
No quiero ser egoísta conmigo mismo, siento que he aportado muchas cosas. ‘El pío pío’ se creó hace 30 años y la gente lo sigue bailando, en el extranjero lo piden. Yo me emociono con eso.
Precisamente, ¿cómo fue la creación de ese tema?
Bueno, hace 35 años era muy bohemio. Los grupos de huaylas me llamaban para bailar, pero siempre, antes o después, llegaba el trago, para darnos valor o celebrar. Ahí, entre trago y trago, se nos ocurrió crear una tonada, con Luis Anglas, él sacó su saxo, empezó a tocar, veíamos pasar varios pollos y empezamos a componer.
¿Luego?
Recuerdo que ni bien empezamos a cantar, toda la gente estaba bailando frente a nosotros. Fue una canción de una noche, entre tragos. Yo me olvidé de esa canción, pasaron seis meses y llegué a la capital y estaba grabando un disco. Era diciembre de 1987 y me faltaban temas. Entonces, mi amigo Luis Anglas me hizo recordar lo del ‘El pío pío’ y lo grabamos en un LP, en el lado ‘b’. Lo pusimos al último porque nos faltaban temas. Mira cómo son las cosas de la vida, salió el disco y el tema fue un boom a nivel nacional.
De eso ya pasaron más de 30 años...
Y pasará un siglo más y seguirán bailándolo...
‘El pío pío’ le ha dado muchas satisfacciones...
Todo. Me dio una oportunidad para vivir. También progreso para mi familia. Quizá muchos digan que pude comprarme un edificio, carros, todos los lujos, pero la vida bohemia me retrasó bastante.
¿Por qué algunos dicen que no aprovechó sus buenos años?
Nadie es perfecto. A veces la juventud es loca. Pero el ser humano recapacita, yo no me considero un hombre de clase pudiente, soy de clase media, tampoco soy pobre. Tengo propiedades, un departamento donde vivir, mis hijos están bien. Si hubiera querido ser ambicioso y hubiera dejado algunos vicios, posiblemente tendría más.
¿Siempre tuvo una vida difícil?
Desde mi infancia. En Atacocha, en Cerro de Pasco -yo nací allá-, siempre he vivido sumergido en la pobreza. No había qué comer. Mis padres no me dieron opulencia, pero sí mucho amor.
¿Qué mensaje quisiera dejarle a sus seguidores?
Estoy enfrentando a la muerte, gracias por orar por mí. Tengo muchas ganas de vivir y seguir adelante con mi carrera artística. Si me muero, que sea sobre un escenario.
¿Bailando y cantando?
La fuga de mi canción dice así: ‘Bandas y orquestas en mi camposanto. Canciones alegres, mi último deseo. Hermanos del arte, sigan adelante, nunca se amilanen a la adversidad’. Deseo que sea con mucha alegría. Así enterraron a Pedro Infante y a Jorge Negrete. Y zapateando ‘El pío pío’.