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‘Chapulín el Dulce’: casi lo meten preso en Francia, su mamá no quería que fuera músico, sus caídas dando su clásica vueltita y más

Julio Simeón lleva 42 años al frente a ‘Los Shapis’ junto a Jaime Moreira, y señala que tienen cuerda para rato. Afirma que hizo un cambio en la música popular, pues antes los músicos eran mal vistos
TROME - Chapulín habla de sus inicios

El cantante Julio Simeón, más conocido como , cuenta que lleva 42 años al frente de Los Shapis, recuerda que su madre no quería que fuera músico, que no toma ni fuma, que sus canciones le dieron algo positivo al pueblo, que alguna vez casi lo meten preso en Francia y que se ha caído varias veces por hacer su clásica vueltita.

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¿Fue difícil sus inicios en la música?

Los músicos éramos mal vistos y todo por los mismos músicos. Por ejemplo, iban a tocar para un cumpleaños y solo les daban su propina, su comida, su trago y punto. Ese fue el problema conmigo para iniciar la música, a mi madre nunca le gustó la música porque yo tenía un hermano que le gustaba la música folclórica y venía borracho a la casa y no traía nada de dinero, todo era la perdición... pero nosotros cambiamos la mentalidad, hicimos que esto sea visto como un trabajo porque hay que pagar la luz, el agua, los estudios de los hijos y tener una vida digna.

Muchas personas no veían serio a un músico...

Claro, eso es cierto, a veces había una pedida de mano, el chico iba a la casa de la prometida y el padre le decía ¿tú qué eres, qué profesión tienes?. Le decías soy músico, y te respondían, pero qué más... o sea, no éramos nada.

Siempre se relaciona al músico con la vida bohemia...

Ese es el cambio que nosotros le dimos a la música con Los Shapis desde la base, dijimos tenemos que revolucionar nuestra música desde el comportamiento de los músicos... nosotros tenemos que ir a trabajar, no a tomar, nos pagan como músicos no para ver borrachos.

¿Implantaron unas reglas de comportamiento en Los Shapis?

Tenemos un reglamento donde nadie toma ni fuma. A la primera falta tarjeta amarilla, a la segunda otra llamada de atención y a la tercera se va a su casa. Se ve feo cuando un artista está en el escenario con su caja de cerveza, dicen que para afinar la voz, pero quién ha dicho que eso es cierto... esa costumbre venía de antes, nosotros hemos cambiado eso. Vemos que hay ciertos grupos que van copiando lo que hacemos para el bienestar del género. Los que quieren progresar y llegar hasta donde Los Shapis, tienen que tener mucha disciplina, humildad, responsabilidad y profesionalismo.

Cuéntenos, ¿por qué se llaman Los Shapis?

Es una palabra quechua, es un baile, una danza guerrera que solo se baila en ‘Chupaca, la dos veces coronada’, que significa hombre valiente, hombre guerrero elegantemente vestido y su palabra es ley. Desde ahí hacemos cultura popular enfocado en representar una tradición, no como el nombre de Los Destellos, Los Mirlos, que no tienen un sentido para difundir nuestra cultura.

Además, en sus shows suelen parar la presentación cuando aparece alguna bronca...

Sí, nosotros paramos de inmediato y preguntamos al público ¿qué hacemos con esta clase de personas? y nos responden ‘para afuera’, así que la seguridad los saca. Nosotros siempre estamos cultivando que la gente venga a divertirse en familia, papá, mamá, hijos y entonces, no pueden haber trifulcas.

Los Shapis ya llevan 42 años haciendo música...

Y tenemos cuerda para rato. A veces veo a hermanos del arte contemporáneos que ya no tienen voz por su mal comportamiento, se dedican a alcohol, la droga, no cuidan su herramienta de trabajo. Dios nos da un don como artista pero hay que saber comportarse, uno en el camino aprende lo bueno, lo malo y lo feo, hay que saber distinguir el trigo y la paja.

¿Usted cómo se ha comportado en la vida?

Llevando siempre a Dios en mi corazón, en mi vida. No tomo alcohol, no fumo, no me he drogado.

Con sus canciones le dieron voz a muchos que estaban olvidados, marginados...

El contenido social de nuestras canciones es nuestro sello, empezamos con ‘Soy ambulante’, ‘Chofercito carretero’. Hicimos una que se llamó ‘El tallercito’ y se generaron muchos talleres, eso contagio la mentalidad positiva de las personas.

Y también marcaron una diferencia con sus uniformes...

Antes de hacer el grupo con Jaime Moreira, siempre pensamos en hacer las cosas diferentes y revolucionar la música porque estaba mal vista y pensamos desde el uniforme. Antes los músicos iban bien al terno, como Los Destellos, Chacalón, pero nosotros fuimos diferentes con camisetas juveniles, pantalón y zapato blanco, los colores y todo diseñados por nosotros mismos.

Se recuerda mucho el mano a mano que tuvieron con Aníbal López...

Uyyy, ese fue el mano a mano de la chicha y la salsa, se hizo en el estadio de Alianza Lima. Eso lo hizo una marca de detergente, le gente llenaba cupones y habían ánforas enormes para los premios. Así que ahí tocamos junto a Aníbal López y Rulito Pinasco daba el veredicto, elegía al ganador, pero habían 45 mil personas, y aunque nuestro público era las tres cuartas partes del estadio dieron empate para evitar broncas. Entonces, se generó otro evento para el desempate, ja, ja.

¿Y ahí qué pasó?

Se hizo un show con más control pero fue empate para darle alegría a todo el público y eso demostró que Lima estaba lleno de provincianos, ahí empezó a entrar la chicha al Callao, fuimos a Castilla, Gambeta, Dulanto para tocar, y todos eran provincianos... eso de que el Callao era salsero era pura finta, todos los trabajadores provincianos eran hinchas de la música tropical peruana.

Pero primero debutaron en el Festival de la cumbia peruana donde llegaron para cantar gratis y fueron los ganadores...

Habíamos llegado de Huancayo y un promotor que vivía en Tupicocha conocía al Ronco Gámez y nos lleva a su programa en Radiomar porque estaba haciendo su festival. Ahí llegamos con nuestro disco ‘El aguajal’, y recuerdo que Koki Salgado era su operador de radio. Aunque el Ronco no estaba convencido de nosotros, el promotor le dijo que iríamos gratis y aceptó.

¿Qué pasó en el Festival de la cumbia?

Fue en el Campo de marte, habían como 40 grupos de todo Lima y solo se podían tocar dos canciones, nos tocó el turno de las 8 de la noche. Subimos y tocamos las dos canciones, y el público pedía otra, otra. El Ronco dijo ‘sigan tocando’, y luego otra, otra y otra. Tocamos seis temas y al día siguiente en la radio dijeron que Los Shapis de Huancayo eran los ganadores del festival.

Les cambió la vida...

Literalmente, porque ese día estaba en el hotel, en un cuarto piso y veía en la calle una cola de dos cuadras; así que bajé para ver qué pasaba y me dicen que la cola era para hacer contratos con Los Shapis, había gente de todo el Perú. El éxito había sido arrasador y ya no regresamos a Huancayo, nos quedamos en Lima y tocábamos todos los días.

Han recorrido todo el Perú, ¿qué recuerdos de esos viajes por carretera?

Una vez tuvimos que salir jueves para viajar dos días hasta Tacna, hacer dos shows y volver a Lima. Casi una semana para esas presentaciones, eran otros tiempos, había mucho sacrificio. Pero lo más difícil era ir a Tingo María, Tocache, Uchiza porque en los años 80 no había carretera, así que nosotros llevábamos lampas y picos en el bus para abrir camino porque siempre había derrumbes del cerro y poder llegar a los shows. Además, subíamos a las lanchas con todo y bus para cruzar el río Huallaga, teníamos miedo, pensábamos que nos podíamos caer y desaparecer. Y así, muchísimas historias conociendo nuestro Perú.

¿Y en el extranjero qué les ha tocado vivir?

Ja, ja, ja... una vez en París salimos a pasear por la Torre Eiffel, nos dio hambre y vimos mucha gente alrededor de una pierna de chancho que asaban y cortaban por pedacitos; así que pedimos con coca cola, te lo servían en un pan baguette con su salsa de cebolla. En eso aparece un perucho y nos dice ‘¿qué están haciendo, saben qué están comiendo?’, le decimos que chancho y se vacila. Nos dice que es camello, pero en verdad, teníamos hambre y estaba rico, y pedimos más.

TROME - Chapulín y la vez en la que casi lo detienen en Francia

Hay que matar el hambre de alguna manera...

Así es, eran como unas butifarras. Y en otra oportunidad salí solo a caminar, también en Paris, y me subí al metro. Yo solo conocía el tren de Huancavelica y el de Lima a Huancayo, pero compré mi boleto y subí; pero me equivoque y me fui a primera clase. Llegó el inspector y me dice que no me corresponde y que me tiene que detener. Yo no podía ni explicarle que me había equivocado porque no hablaba francés y quería llevarme preso, y al final pagué un multa de unos 600 francos en ese tiempo.

¿Cómo surgió su famosa vueltita?

Eso fue una anécdota porque íbamos a grabar un spot para la televisión y no tenían guion, al llegar me dicen qué puedes hacer, improvisa algo; así que en la grabación me dí la vueltita y me dicen queda, está perfecto. Así nace la vueltita de Chapulín, el dulce. Luego, cuando grabamos para el Banco Agrario hice el baile de los brazos y quedó.

TROME - Chapulín habla de su característica vueltita

Es una marca registrada...

Así es. En esos años en el norte había un grupo que nos copiaba, se llamaban Los Shipis, habían grabado todas nuestras canciones. Y cuando nosotros salimos en la televisión se dieron cuenta que los habían engañado, eso solo pasa en nuestro querido Perú. El peruano para hacer cosas negativas es campeón.

Ahora ya no hace la vueltita en los shows...

Ya no, porque tengo un problema en la columna que me impide hacer esos movimientos. Por eso, hace unos años bajé de peso, ahora he vuelto a subir y debo empezar la dieta para cuidar la salud.

¿Y has tenido caídas dando la vueltita?

Ufff, varias veces. Una vez en Moquegua tropecé con el cable del micrófono y el parlante del sonido se me vino encima, terminé debajo pero seguía cantando. Y una vez en Matute, yo pensé que toda la tarima era de madera gruesa pero una parte era triplay, salté y desaparecí del escenario, estaba abajo en la publicidad pero no quería perder el ritmo y seguí cantando, era en el mano a mano con la salsa y no quería perder, ja, ja, ja.

Mañana domingo tienen un show especial...

Sí, vamos a estar este domingo 12 en el 15 aniversario de Surandino, en Casa real de Santa Clara. Son nuestros paisanos y estaremos en su gran fiesta. Además, van a participar Nayda Gutiérrez, Gaby del Perú, Sadham José, Mao Cuyubamba. Ahí todo el público podrá escuchar temas como ‘El aguajal’, ‘Chofercito’ , ‘Ambulante soy’ y más.

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