Irina Baeva no la tuvo fácil cuando llegó a México para cumplir su sueño de ser actriz. Antes de lograr esa meta, la también modelo debió pasar por una serie de retos para conseguirlo. La artista rusa contó sobre lo que tuvo que hacer para lograr su deseo de estar frente a las pantallas y convertirse en una de las celebridades más populares del país. Hay algunas acciones que, ahora, no recomendaría a nadie.
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Para empezar en su camino, Baeva se matriculó en el el Centro de Educación Artística de Televisa (CEA), tomando todos los riesgos que eso conllevaba: como el idioma, la cultura y el enfoque distinto del sistema educativo, en comparación al de su país natal.
“Fue desafiante porque tuve que estudiar totalmente en español y el sistema es completamente diferente a las escuelas en Rusia”, contó a un medio local.
Agregó que la rutina de estudio era muy complicada porque eran casi 12 horas al día y tenían que encontrar horas para hacer las tareas, leer, ir al gimnasio y ensayar escenas.
Irina Baeva contó que, para las presentaciones del CEA, llevaba su cuerpo al límite con una alimentación muy rigurosa.
“Yo comía puro arroz con pechuga sin sal ni pimienta y días previos a la presentación tomaba agua destilada de la que se usa para las planchas”, detalló.
Luego, agregó que “en la época de los corporales, por ejemplo, todos nos queríamos ver muy bien, entonces nos levantábamos muy temprano para ir al gimnasio y echarle muchas ganas al ejercicio”.
La modelo de 28 años tiene una relación sentimental con el actor mexicano Gabriel Soto, con quien sueña tener una futura familia, según contó Baeva.
Irina Baeva y Gabriel Soto se enamoraron en el set de “Vino el amor”, telenovela en la que compartían roles.
Soto, en ese entonces, estaba casado con Geraldine Bazán, de quien se iba a separar, pero la confirmación de su relación con Irina fue una bomba en México.
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