1 de 5
Amador Ballumbrosio mostrando sus dotes artísticos en el zapateo. Foto GEC Archivo Histórico
Lamentablemente, el 8 de junio de 2009, a los 75 años fallece en su pueblo natal en Chincha, el Embajador de la Cultura Negra, don Amador Ballumbrosio dejando un gran legado artístico musical en todo el Perú y el mundo. En el mes de la cultura afroperuana recordamos a uno de sus más importantes representantes. Conoce un poco más del violinista, cajonero y danzante que, a través de su talento, mostró la riqueza del arte afroperuano, y a quien hoy le rendimos un pequeño homenaje a 12 años de su partida.
2 de 5
La familia de Amador Ballumbrosio es numerosa y a todos les inculcó la música, ellos llevaban el ritmo en su sangre, prueba de ello que desde pequeños ya hacían sus demostraciones musicales. Foto GEC Archivo Histórico
Tradicionalmente en el distrito de El Carmen, en Chincha siempre se escuchó la música afroperuana, por ello, don Amador fue un zapateador extraordinario, uno de los más notables cajoneadores del Perú y un violinista sublime. Amador nació un 12 de noviembre de 1933 en la hacienda Huanco del distrito de El Carmen, en Chincha. De muy pequeño sufrió un accidente muy grave, que parecía le iba a acortar la vida. Gracias al cuidado de su madre y a la fe en Dios, pudo restablecerse, así su madre Isabel entiende que el propósito de su hijo sería transmitir la tradición de su pueblo a todo el mundo.
3 de 5
Amador Ballumbrosio, zapateador extraordinario, uno de los más notables cajoneadores del Perú y un violinista sublime. Foto GEC Archivo
Desde muy joven Amador transmitió el sufrimiento y el goce de sus ancestros esclavos y la certeza de sentirse en libertad mientras acompañaba la danza y el canto. “Yo siempre me he sentido feliz de haber nacido negro y no me gusta cuando usan la palabra negroide. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, negro, blanco, chino. Tampoco me avergüenzo de saber que mis abuelos fueron esclavos”, decía en vida el también maravilloso danzante afroperuano.
4 de 5
el talento innato y el inexorable brillo que le dejó a la música Don Amador Ballumbrosio, es el mejor legado que jamás debemos dejar que se extinga. Foto GEC Archivo Histórico
Desde muy joven ya admiraba a expertos violinistas, por ello ‘Champita’ -como le decían desde niño- se convirtió en quien dirigía y preparaba a los negritos y las palillas para el tradicional Atajo de Negritos, danza que enaltece la cultura afroperuana en la Navidad. La jarana nunca faltó en la casa de Amador Ballumbrosio. El prolijo de la danza y el canto tuvo una familia numerosa, y a todos los formó en la música y en el buen danzar, no por nada actualmente la casa de la familia es refugio para quienes amen la música.
5 de 5
Don Amador acompañado de uno de sus hijos. partió a la otra vida, pero su música sigue siendo el acicate para que los chinchanos continúen su legado la música afroperuana. Foto GEC Archivo Histórico
“!Vamo pa’ Chincha, familia!”, es una frase que Amador Ballumbrosio acuñó e inmortalizó cuando invitaba a los turistas al Verano Negro, sinónimo de jarana. Amador Ballumbrosio llegó a fusionar su son con el de Miki González y viajó al exterior para compartir lo que sabía. Cabe señalar que en décadas pasadas a la casa de don Amador llegaban grandes personalidades de la música como Caitro Soto, Felix Casaverde, Chabuca Granda, Victoria y Nicomedes Santa Cruz, Abelardo Vásquez, Julio Algendones, Ronaldo Campos, Andrés Soto y Miki Gonzales, los cuales fueron parte de su extensa familia y con quienes intercambiaba conocimientos musicales. ¡Gracias don Amador por su legado!