“Primero eres optimista y luego resiliente porque ya lloraste, ya perdiste plata o lo que fuese, ahora hay que sobreponerse a la adversidad, ahora hay que trabajar”, nos dice Rubén Sánchez, CEO de la Pastelería San Antonio, quien ha demostrado gran liderazgo y capacidad para reinventar a la empresa que dirige. Él confiesa haber tenido miedo en aplicar esta idea que ha sido un salvavidas para todos y está satisfecho con la respuesta del público.
No, en absoluto, porque no estamos dejando de vender nuestros productos, hemos adecuado los salones que están disponibles para poner productos de primera necesidad y sean un complemento en nuestro portafolio.
Porque lo que se necesita ahora en el mercado es de primera necesidad, la gente está desesperada por las colas gigantes para comprar arroz, azúcar, leche... cuando vienen a mi tienda compran estos productos como una alternativa de supermercado y, además, se engríen con un postrecito, un sanguchito, una empanada. Funciona muy bien.
Estuve con miedo, pero hoy me muestro muy optimista de haber hecho esta apuesta y haber transformado tan rápido el negocio, nos ha salvado la vida, nuestros clientes y la opinión pública lo han valorado, pero lo más importante es que hemos hecho el esfuerzo de conservar el trabajo de nuestros empleados y reinventado el negocio. Eso es alucinante.
Fundamental, sin ellos no hubiera podido hacer nada, y los accionistas me pidieron a toda costa mantener el trabajo de los empleados, me pidieron disponer de todos los recursos, incluso de sus bolsillos para mantener a flote la empresa. Lo importante fue la capacidad de acción, la velocidad, los accionistas me dieron un voto de confianza previas coordinaciones.
Si uno cree que el negocio está quebrado lo estará, el negocio, la manera de cómo se toman las crisis está relacionado a cómo las enfrentamos anímicamente. Si un empresario no tiene el ánimo y la energía para poder revitalizarse automáticamente o recargarse y sobreponerse a esta crisis, está muerto. De hecho el término que se usa ahora es resiliencia. Primero eres optimista y luego resiliente porque te sobrepones a la adversidad. Ya fue, ya lloraste, ya perdiste plata, lo que fuese; ahora hay que trabajar.
Yo creo que será momentánea, por si acaso la bodega nunca dejó de ser parte de San Antonio, pero sí creo que se va a contraer. Las mesas y sillas regresarán, pero no voy a sacrificar esa parte del negocio de ninguna manera.
Es la reputación de la marca basada en acciones. El valor de una marca está determinada por las acciones que tú haces, por cómo conservas a tus empleados, por la calidad de los productos, por el servicio que le das al cliente cuando visita la tienda. Eso es lo que construye la reputación.
Igual que siempre, les he pagado hasta el último centavo, nadie se quedó sin sueldo, nunca le bajé ni un sol a nadie, no se ha sacrificado absolutamente nada que impacte a los empleados.
Ya lo hacemos, los mozos hacen ahora el delivery…
Butifarras, empanadas, jamones... hemos puesto los top 20 de la pastelería, los clientes no han sentido la falta de nada.
Sí, de a pocos. Ya abrimos la de Angamos, hoy (miércoles) abriremos la de 28 de Julio, entre jueves o viernes será la de Magdalena, luego la de San Borja. Las municipalidades se han dado cuenta de que hay que darle al vecino puntos de compra cercanos.
Buena pregunta, los restaurantes tienen mejores márgenes que las bodegas. No es sostenible en el sentido de que cuando abran otras habrá más ofertas y competencia.
Pastelería San Antonio se reinventa y se convierte en un minimarket durante el estado de emergencia
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