Don Jorge Crisóstomo viene de un hogar humilde de Ayacucho, es el mayor de 12 hermanos y ayudó a sus padres a sacar adelante a la familia. Trabajó en una pastelería de San Borja, donde aprendió de las manos de los maestros, y ahí conoció a su futura esposa, con quien decide hacer un negocio de venta empanadas a colegios y al Pentagonito. Luego de hacerse conocidos en base a mucho sacrificio, formalizaron la empresa ‘Frosty’, que tiene 35 años en el mercado con dos locales. Su hija Paola, quien dirige ahora la empresa, nos cuenta la historia.
Tu padre viene de una familia numerosa. ¿Cómo aprendió sobre panadería?
Mis abuelos llegaron de Ayacucho y fue mi padre quien sacó adelante a su familia de doce hermanos, entró a trabajar en una panificadora y aprendió de los maestros. Hace 35 años estaba la pastelería Montpellier, donde conoció a mi madre y después de dos años deciden hacer el negocio de panadería y pastelería.
Empezaron de la nada...
Se iniciaron en mi casa, en ese entonces era una chocita con esteras de un asentamiento humano de San Borja, ahí hacían empanadas de carnes que las vendían en los colegios y en el Pentagonito. Luego ampliaron sus productos a bocaditos dulces, salados, panes y pizzas.
Tu papá es un luchador. ¿Cuál es el principal consejo que te ha dado?
Siempre ha sido un ‘guerrero’, nos ha enseñado la perseverancia porque a veces no te va tan bien en el negocio, pero hay que luchar así como lo hizo él junto a mi mamá.
¿Y cómo es que nace formalmente la empresa?
Cuando se edificó la vivienda, se hizo la planta ahí, nosotros vivíamos en el segundo piso, y una compradora del colegio Santa María le dijo a mi papá que ya era hora de hacer una tienda, así que abrió un local en Villarán, en Surquillo.
¿Qué tal les fue en su primera tienda?
En Villarán hay mucha competencia, pero a nosotros nos diferencia la calidad, teníamos que acostumbrar a la gente a la calidad antes que el precio. Al inicio era bajo, pero nos conocieron por los bocaditos
¿Cómo resumirías estos años en el negocio?
Una lucha constante, muchas ganas de seguir creciendo. Somos tres hermanos, mi hermana y yo empezamos a trabajar desde los 10 años embolsando las pizzas, sacando los productos en las cajas para distribuir, luego se unió mi hermano con sus estudios en Administración.
Paola, ¿y cuál es tu aporte en la empresa?
Me encargo de la administración, chequeo al personal, que los productos estén en buen estado.
¿En qué se diferencian con las otras pastelerías?
Somos pastelería tradicional, nuestros productos son A1 en calidad.
Con 35 años en el mercado, ¿cómo nació el nombre ‘Frosty’?
A mi papá le gustaba el muñequito del hombre de las nieves que vio en una película, y bueno, también porque significa fresco.
¿Cuáles son sus canales de venta?
Tenemos el Facebook, también Instagram, pero gran parte de las ventas son en la tienda.
¿Cuáles son las fechas de mayor demanda?
El Día de la Madre, Día del Padre, en noviembre son las tortas de promociones, y también diciembre.
Cuéntame del panetón, ¿hace cuánto tiempo lo lanzaron al mercado?
Ya tiene 15 años en el mercado, nos va superbién, es un producto casero y a nuestros clientes les gusta.
¿Es complicado manejar un negocio familiar?
Es muy complicado porque tenemos ideas diferentes, pero los cuatro nos juntamos para dar solución y ver lo mejor para las pastelerías.
¿Cómo les fue en el 2018?
Fue difícil por la economía, pero hemos seguido adelante, aunque nos hubiera ido mucho mejor.
¿Qué esperan para el próximo año?
Expandirnos con un par de tiendas más, sacar productos nuevos y ver si podemos internacionalizarnos en Miami.
¿Qué productos tienen gran demanda?
Las empanadas de carne, pastel de acelga; los clientes vienen por el pan y se llevan un postre.
¿Quién se encarga de innovar con los productos?
Mi papá, él es quien para viajando al extranjero y trae cosas nuevas.
Los emprendedores tienen muchas ideas para los negocios. Si tuvieras al presidente delante de ti, ¿qué le dirías?
Le pediría seguridad para todos los emprendedores, queremos un Perú seguro, no tener miedo a que nos roben. En cuanto a la inversión, enseñar a la gente de bajos recursos con capacitaciones que les ayuden a abrir un negocio.