La Pandemia nos hizo llorar, muchas veces retroceder, pero también sacó el lado guerrero de nuestros Emprendedores. No bajaron los brazos, muchos menos se dejaron ganar por el desgano. Muy por el contrario, los tiempos difíciles se convirtieron en impulso y se aferraron con uñas, dientes y talento a lo que siempre supieron hacer. La empresa Dlirio, con un taller instalado en Comas, son el mejor ejemplo que cuando se quiere, se puede y muchos más si se es familia. Los hermanos Edwin, Luisa y Rosa Velarde Misajel cuentan detalles de cómo se lleva una empresa en tiempos de COVID 19.
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Es un matrimonio.
Cada uno suma su talento, también sus virtudes, algunas desventajas, pero todo lo limamos por el bien de la empresa.
Exacto. Siempre prima el respeto de lo que cree cada uno y pensando lo mejor para todos.
Iguales. Les exigimos, pero a todos les damos oportunidad de crecer.
Algunos de los muchachos desearon estudiar y acomodamos los tiempos para que se pueda desarrollar.
Por supuesto. Tenemos profesionales que llegaron con el talento y ahora ejercen la profesión con nosotros.
Hay tolerancia, pero siempre se deben respetar la hora de ingreso y salida.
Si y solo depende de ellos que no se sigan perjudicando. Ellos lo saben, por eso bien dicen: ‘Guerra avisada, no mata gente’.
Si tuvo un error en sus labores, se le llama la atención. Hay que medir el tamaño de la falta.
Si es por dinero, ya no hay una segunda posibilidad. Se le tiene que quitar.
Jamás le hemos alzado la voz a ningún trabajador. Intentamos que sea una relación profesional y familiar.
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Siempre hemos celebrado el cumpleaños de todos los empleados. Eso no se nos puede pasar.
Cada aniversario, que son los 30 de agosto, alquilábamos una canchita de fulbito, luego hacemos juegos y una comida. Eso sí, cuando se acaba el horario de festejo, ya se cierra todo.
Nos quedamos hasta el final y vemos que los chicos se vayan a sus casas.
Gracias a Dios ninguno de los 80 trabajadores se puso grave con el tema.
En la habitación de una prima y un tablón de triplay para realizar los cortes.
Por supuesto. Nos preguntamos: ¿Y ahora qué va a pasar?
Tenemos un nicho en el mercado, a nivel nacional y no se ha perdido la fidelidad con el cliente.
Un producto de calidad, diseño, confort y excelente material para el contacto con la piel.
La empresa se fundó antes, pero a Comas y este local llegamos un 30 de agosto y por eso nuestra patrona es Santa Rosa de Lima.
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