Por: Katty Gines
EMPRENDE TROME | Muchas personas se volvieron multifacéticas durante la cuarentena y emplearon sus habilidades para emprender. Así, la reconocida repostera Sandra Plevisani sacó del baúl de los recuerdos muchos trabajos pendientes y hoy no solo vende sus postres, sino también mandiles, chompas, panes y manualidades, además de crear un libro de recetas en pandemia. Se da un respiro para dar algunos consejos a los emprendedores.
Negocios grandes y pequeños han hecho cambios para adaptarse ante la pandemia, ¿qué hizo Sandra?
Sacar del cajón lo que sabía hacer, retomé mi negocio de chompas, desempolvé mis cuadritos de manualidades que solía bordar a mis hijos, me enfoqué en hacer pan y, como uno tiene que hacer cosas domésticas pero no quiere ensuciarse, saqué una línea de mandiles. ¡La respuesta ha sido increíble!
A pesar de que esta situación nos bajoneó, tú le has sacado la vuelta a la crisis.
Yo me dije que la pandemia no me iba a ganar, creo que soy una emprendedora nata, soy la cuarta de cinco hermanos y no fui engreída. Mi papá me decía que si quieres algo, debes hacerlo sola, porque nadie te va a decir qué hacer.
¿Y cómo nació la idea de hacer un libro en plena cuarentena?
Me di cuenta de que la gente quiere tener una herramienta para poder hacer cosas. ‘Cocina en familia’ son recetas que no saqué en mis anteriores libros, y cuando estuvimos encerrados todos necesitábamos cocinar con lo poco que había en casa, en los mercados y bodegas, y creé pastas, salsas, postres y panes muy simples de hacer.
La gente hace postres como una alternativa de negocio en estos tiempos, ¿qué aconsejarías para enrumbar sus emprendimientos?
Un día me encontré a una señora en el mercado y me dijo que hacía un solo queque de yogur con limón que le permitía darle educación a sus hijos y podía comer, me dio mucha alegría. Pueden especializarse con un solo producto. Hagan algo que les guste y háganlo bien, verán cómo lo disfrutan y, encima, ganarán dinero.
La calidad es importante, pero ¿Qué más se necesita para fidelizar a los clientes?
Tener siempre buena actitud, una sonrisa, no creerse, porque no sirve de nada. Cuando me llaman para pedirme un queque o una mesa completa de postres, yo digo ‘sí puedo’. Contesto el teléfono para los pedidos, me encanta. Y hay que ser humildes porque todos los días se aprende, siempre hay una enseñanza.
Eres la mejor repostera del país, tu nombre es una marca. ¿Cómo pueden hacer las personas que quieren hacerse conocidas en el mercado?
Con constancia y disciplina, y hacer cosas con calidad.
¿Qué fue lo difícil al iniciar tu propio negocio?
Cuando hicimos el restaurante con Hugo (su esposo) todo fue prueba y error, mis clientes me daban su punto de vista y les agradezco porque ellos me impulsaron a esto. Tengo 35 años en el negocio y he ido aprendiendo a lo largo del tiempo, tomando nota de los consejos de mis clientas. Siempre hay que escuchar.
¿Cómo es que tu nombre se hace una marca potente con el tiempo?
Yo agradezco a mi familia Plevisani, tomé el apellido en agradecimiento a mis suegros, que los extraño mucho, así salió la marca, porque pocos conocen que soy Sandra Pierantoni. La marca se hizo fuerte con disciplina, que me la marcó mi padre y el colegio, soy imagen de marcas, tengo un programa y compromisos laborales.
¿Cuáles son los mejores canales para promocionar tu marca?
Ahora las redes sociales mueven mucho y la gente está pegada a eso y el delivery, pues la mayoría no quiere salir por el tráfico. Yo hago mis mandiles y mis postres y los mando por ese medio.
¿Qué les dirías a los jóvenes que están desanimados porque no les va muy bien?
Hay que tener paciencia y esforzarse, siempre habrá dudas y miedo, y desde mi experiencia les digo que si hoy no se vende, mañana será un día mejor.
¿Es rentable empezar con un negocio de repostería?
Yo no estudié repostería, fui autodidacta, hago lo que me gusta y no lo veo como un trabajo, lo disfruto, por eso, sean felices haciendo lo que les encanta, tendrán alegrías, además serán independientes económicamente. Me considero una pieza importante en la economía de mi familia y soy feliz, logré darles lo mejor a mis hijos y lo digo con tranquilidad.