Mária Almenara en Emprende Trome: Empezó repartiendo en bicicleta y ahora tiene cuatro tiendas

El secreto del éxito es hacerlo con amor y planean abrir diez locales más
Emprende Trome: Mária Almenara habla sobre el caso de su éxito

Amaba los postres desde que era niña y disfrutaba al máximo cuando los preparaba junto a su madre. Mária Almenara vivía con su familia en el campamento petrolero de Talara, Piura, y llevaba consigo porciones de torta de chocolate para vender en el bus que la trasladaba a su colegio. Ya en Lima, en su bicicleta, como una ‘caperuza’ (así le dice su esposo Carlos Armando de la Flor), repartía pedidos a sus amigas y a empresas. Ahora su nombre ya es una marca reconocida.

Mária, cuéntanos de dónde nace el gusto por la repostería…

Después de llegar del colegio hacía un postre con mi mamá, veíamos las recetas de la tele. Cuando estaba en segundo de secundaria empecé a vender tortas en porciones, yo vivía en un campamento petrolero, me iba en un bus a estudiar y vendía a un sol el pedazo de torta que llevaba en bolsita y volaban...Yo decía en el salón ‘a sol, a sol’. Las de otros salones me tocaban la ventana del aula para que les venda.

¿Estudiaste algo relacionado con repostería?

En Lima no había institutos y como mi prima iba a estudiar publicidad me metí a comunicaciones. Ejercí 8 meses en canal 5, pero me gustaba hacer postres, tortas, galletas...

¿Cómo es que decides dejar la publicidad e ir por lo que más te gustaba?

Como todos mis amigos estaban en una agencia de publicidad les llevaba los postres y se fueron pasando la voz en otras oficinas, así que me dije ‘mejor dejo esto’ y mis amigas me ayudaron a hacer el logo. Entré a las agencias de publicidad a vender. Todo era fresco y recién sacado del horno.

¿En qué repartías tus pedidos?

En mi bicicleta ponía mis canastas y llevaba cajitas de 10 y 15 soles, las repartía en las agencias, iba a Ebel, a Unique y al banco a vender, todo se vendía muy rápido.

En el 2017 abren la primera tienda, ¿por qué demoró tanto tener un local?

Carlos Armando: Si bien empezó como ‘Caperuza’ por los años 98 y 99, en el 2006 nos conocimos y el negocio toma un sentido más empresarial al ayudarla con el proceso. En el 2007 se funda la empresa de manera formal, el Estado lo hace difícil pero ese es el camino. Mária compra un horno industrial con su primer ahorro en el 2009. En el 2010 nos clausuran el departamento porque había mucho movimiento y eso nos lleva a dar un salto para buscar un local más grande. En el 2017 se abre la tienda en La Mar.

¿Qué vino luego de abrir el primer local?

Carlos Armando: Necesitábamos diversificarnos y abrimos la segunda planta en Chorrillos. Tenemos cuatro tiendas hasta el momento y pensamos abrir diez locales más para fines del próximo año.

Con tantos años en el mercado, ¿cuál sería la principal lección que han tenido?

Carlos Armando: Pensar en grande, el mayor aprendizaje es tener un sueño e ir tras él, no dejarse derrotar por las pequeñas batallas que uno va perdiendo. El Estado tiene cierto comportamiento que es duro. Que la municipalidad te clausure, que no salen las licencias. El otro punto es la formalidad, tener a tu gente en planilla con sus beneficios, Mária es importante pero no sería nadie sin el equipo, lo valoramos.

¿Dirían que el producto es la garantía del éxito?

Carlos Armando: Es todo, la gente, el producto, es construir una marca que se construye con reputación, con buen comportamiento, tu gente tiene que estar enamorada de la experiencia y eso se transmite al cliente.

¿Qué ingrediente especial tienen sus recetas para que sean exitosas?

Mária Almenara: Creo que es el amor con que lo hacemos, yo disfruto cada momento de estar acá, me gusta que me digan que está buenazo el postre y, si no lo dicen, trato de mejorarlo.

¿Cuál es el que tiene más demanda?

Mária Almenara: La torta de chocolate es la favorita, pero hay otros postres que tienen salida, tenemos un surtido amplio.

¿Cuál es la época donde hay más ventas?

Mária Almenara: El día de la madre y Navidad.

¿Y su público objetivo?

Carlos Armando: La familia, pero si definimos el público como tal, es principalmente mujeres de 25 a 45 años que vienen a buscar una experiencia.

¿Venden mucho por redes sociales?

Carlos Armando: Es un canal de contacto con clientes, no de ventas para nosotros, nos ayuda con el branding, avanzamos en plataformas como Rappi, Glovo y Uber Eat, y estamos sacando nuestro propio E-commerce.

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